Adicto confeso a las drogas, con una vida de escándalos sentimentales y negocios turbios en China o Ucrania, Hunter Biden, el hijo díscolo del presidente de Estados Unidos, suma un nuevo episodio a su vida rebelde: una imputación por haber comprado ilegalmente un arma por la que podría ir a prisión.
Y, como ya sucedió en la campaña de las elecciones a la presidencia del año 2020, su vuelta a la primera línea informativa amenaza con complicarle el camino de la reelección a Joe Biden, principal –y casi única– apuesta demócrata para los comicios de 2024.
Hunter fue imputado ayer por mentir al adquirir un revólver, al decir que no era consumidor de drogas. Se enfrenta a 25 años de cárcel.
Pese a intentos por evitar el tema, la Casa Blanca dejó claro que Biden y su esposa, Jill Biden, “aman” a Hunter, de 53 años, aunque el presidente no usaría su poder para perdonarlo si es condenado.
La investigación
Las pesquisas a Biden hijo se abrieron en 2018 durante el mandato de Donald Trump y los conservadores se han apoyado en ellas para atacar al presidente demócrata, al que acusan de no haber hecho ningún esfuerzo para llevar esta indagación hasta el final.
Tragedias familiares. Nacido en 1970, Robert Hunter Biden es el segundo hijo que el presidente tuvo con su primera esposa, Neilia. En 1972 un accidente de coche acabó con la vida de ella y de su hija más pequeña. Sobrevivieron Hunter y su hermano mayor, Beau. Otra de las grandes tragedias familiares en la vida de Hunter Biden fue el fallecimiento de su hermano mayor, Beau, en 2015, a consecuencia de un tumor cerebral. Un suceso dramático que empeoró su compleja relación con uno de los elementos que ha marcado su vida: las drogas.
Negocios turbios. El primer gran escándalo político de Hunter Biden tuvo lugar en 2012, cuando Biden era vicepresidente de Barack Obama y realizaba viajes a Ucrania en medio del conflicto por la península de Crimea.
Hunter aceptó un cargo en el consejo de administración de la entonces mayor compañía privada de gas del país, Burisma, con un sueldo superior a los USD 500.000 al mes.
Acusaciones
Desde entonces, la cuestión de un posible conflicto de intereses ha sido utilizada por figuras del republicanismo como Donald Trump, quien acusa, sin pruebas, al actual presidente de haberse beneficiado ilegalmente de los negocios de su hijo en Ucrania.
Pero fue en 2018, con un Biden que ya sonaba como precandidato a la presidencia, cuando los fiscales federales comandados por Trump iniciaron una investigación sobre las finanzas de Hunter, que demostró que no pagó impuestos entre 2017 y 2018, y que firmó acuerdos por separado con ejecutivos chinos.
En la campaña de las presidenciales de 2020 el “tema Hunter” fue una de las principales armas que usó Trump contra su rival.
Con cuatro imputaciones penales en su contra, la imputación a Hunter le viene como anillo al dedo al ex presidente para seguir hablando de una red familiar de negocios oscuros de los Biden que, por el momento, solo existe en su imaginación.