Ciudadanos de Hong Kong volvieron a ponerse sus máscaras por tercera noche consecutiva en oposición a la decisión de la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, de invocar una ordenanza de la época británica para aprobar la ley antimáscaras.
Según Lam, se busca identificar más fácilmente a los manifestantes violentos para así sofocar las protestas que se suceden en la ciudad desde hace cuatro meses.
A primera hora de la tarde, poco después de que comenzaran dos manifestaciones no autorizadas, el caos volvió a apoderarse de la ciudad cuando los más radicales optaron de nuevo por vandalizar bancos chinos, prender hogueras y lanzar cócteles molotov.
Lea más: Protestas en Hong Kong provocan la mayor caída de turistas desde el 2003
El número de manifestantes fue significativamente mayor que en la noche del sábado, según pudo constatar Efe, y esta vez se reunieron en torno a dos marchas; una partió de la zona comercial de Causeway Bay, en la isla de Hong Kong, y la otra en el distrito de Kowloon.
Los manifestantes volvieron a retar al Gobierno con sus máscaras, pese al riesgo de ser sentenciados con penas de hasta un año de cárcel y a una multa de USD 3.188.
“Yo antes apoyaba al Gobierno y a la Policía. Pero me he di cuenta de que su gestión fue pésima, y que la Policía se excedió en el uso de la fuerza. Lam ha invocó esta ley de emergencia que solo consiguió echar más gasolina al fuego”, comentó a Efe una mujer de 34 años que se identificó como Suen.
Nota relacionada: Hong Kong vive una nueva tensa jornada de cañones de agua y gas lacrimógeno
Entre la multitud se encontraba el abogado Alan Leong, presidente del Partido Cívico prodemocrático, quien aseguró que “la ley antimáscaras asestó un golpe fatal al Estado de Derecho en Hong Kong”.
Cubriendo su rostro con una careta, Leong, abogado de 61 años y ex miembro del Consejo Legislativo, agregó que la aprobación de la medida supone una violación del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos (ICCPR, por sus siglas en inglés).
Las marchas transcurrieron ante la atenta mirada de las fuerzas de seguridad: alrededor de 15.000 unidades de antidisturbios aguardaban en la estación de metro de Wan Chai, cerca de Causeway Bay, hasta que entrada la tarde hicieron acto de presencia arrestando a un número indeterminado de personas.
Lea también: Hong Kong vive una nueva tensa jornada de cañones de agua y gas lacrimógeno
Los antidisturbios volvieron a recurrir a los cada vez más habituales disparos al aire, a las pelotas de goma, al gas lacrimógeno y al gas pimienta para dispersar a las multitudes.
El caos se apoderó entonces de varios barrios aledaños a las zonas donde transcurrían las dos marchas, como el de Príncipe Eduardo y el de Mong Kwok en Kowloon.
Mientras tanto, el Tribunal Superior de Hong Kong examinó este domingo un caso propuesto por más de veinte legisladores prodemocráticos que habían pedido una revisión judicial de la ley antimáscaras alegando que la medida es anticonstitucional.
El juez se negó a revocar temporalmente la ley, pero decidió celebrar otra audiencia a finales de este mes para seguir tratando el caso.
Nota relacionada: Hong Kong registra protestas por décimo fin de semana consecutivo
Dennis Kwok, uno de los legisladores mencionados, comentó a los periodistas que la decisión del tribunal de celebrar una segunda audiencia sugiere que la decisión de Lam “plantea problemas constitucionales extremadamente importantes”.
Aunque para Lam la ley aprobada el viernes solo busca identificar a los más violentos y “no implica que Hong Kong esté en estado de emergencia”, muchos en la ciudad temen que el Gobierno acabe invocando la ordenanza para pedir la potestad de autorizar detenciones, censurar la prensa, cambiar leyes o tomar el control total del transporte.
Pero Lam de momento no recula y el sábado ya arremetió contra los “actos extremos, impactantes e indignantes” de los manifestantes más violentos y urgió a los hongkoneses a que los condenen y se distancien de ellos.
Las protestas en Hong Kong, que se convirtieron en masivas en junio a raíz de una polémica propuesta de ley de extradición, sucedió durante casi cuatro meses, y mutaron hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos que la rigen y una oposición al autoritarismo de Pekín.
No obstante, algunos manifestantes optaron por tácticas más radicales que la protesta pacífica y los enfrentamientos violentos con la Policía son habituales.
La última oleada de enfrentamientos se produjo el pasado 1 de octubre, día en que la China comunista celebraba el septuagésimo aniversario de su fundación, jornada que se saldó con el arresto de 269 personas en Hong Kong.