31 dic. 2025

¡Hey, ojo con los estafadores! Es la lección de la película

Rebeca González Garcete

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

rebecagonzalezg@gmail.com

Melissa McCarthy es una fuerza de la naturaleza. En este filme, producido por su coprotagonista, Jason Bateman, se lleva todo por delante. Sin ella, Ladrona de identidades no hubiese sido ni remotamente pasable.

Además, el tema es bastante aleccionador. En este caso, un incauto de Denver (Bateman) y que, para colmo de males, tiene un nombre “unisex” (Sandy), da toda su información confidencial a la mujer que le llama avisando, justamente, de un intento de robo de datos.

Así que, próxima noticia, él recibe una llamada desde Florida confirmando su cita en la peluquería. Tan despistado es que ni ahí se da cuenta de lo que está pasando, hasta que las cosas se ponen más graves. La culpable es Diane (McCarthy), que sobrevive (y llena vacíos) con esa actividad.

Por supuesto, el problema es que la vida de Sandy puede arruinarse si no consigue traer a la justicia a la mujer que está cometiendo delitos en su nombre en otro estado. Y ahí la verdadera aventura empieza.

Con la estructura de una “road movie”, la pareja dispareja está forzada a unir destinos de camino a Colorado, tarea difícil por la resistencia de la ladrona quien, a su vez, está siendo perseguida por otros motivos. Y de esta forma la comedia toma ribetes de acción con salpiques de humor que en ocasiones también funcionan y en otros, se quedan en lo estereotipado.

En el trayecto, la trama se vuelve previsible y presenta momentos innecesariamente grotescos. El personaje de Diane, sin embargo, lo salva todo. Seguramente no habría otra actriz mejor para interpretarlo. Bateman es un buen complemento, aunque no se sale del registro acostumbrado.

Algo que funciona en Ladrona de identidades es la comedia física. Y, en ese sentido, hay una que otra sorpresa fuera de lo políticamente correcto. No obstante, en general, y sobretodo al final, todo se encamina hacia donde es debido. Eso queda un tanto descolocado. Pero siempre es agradable un final feliz, por más azucarado que sea.

Clasificación: * * 1/2.