AP-EFE
Bagdad
Sadam Husein, uno de los dictadores más crueles del mundo, se resistió brevemente después que los militares estadounidenses lo entregaron a los guardias iraquíes. Pero al acercarse sus últimos momentos, se tranquilizó. Vestido con saco y pantalones negros, apretó entre sus manos un Corán mientras era llevado hacia la horca, y en su último acto de despecho se negó a que le pusieran una capucha en su cabeza.
Después de un cuarto de siglo de implacable brutalidad que mató a miles de personas y condujo a Irak a guerras contra Estados Unidos e Irán, Sadam fue ejecutado antes del amanecer el sábado. Su cuerpo, según señalaron fuentes de la cadena CNN, estuvo colgado durante unos diez minutos.
Un hombre cuyo testimonio contribuyó a que los jueces declararan culpable a Sadam y ordenaran su ejecución dijo que le habían mostrado el cadáver porque “todos querían estar seguros de que fue realmente ejecutado”.
“ESTÁ ENTRE LA BASURA”. “Ahora está entre la basura de la historia”, expresó Jawad Abdul-Aziz, que perdió a su padre, tres hermanos y 22 primos en las matanzas que ordenó Sadam tras un fallido intento de asesinarlo en la población chií de Dujail en 1982.
La televisión iraquí mostró lo que dijo era el cadáver de Sadam Husein después de ser ejecutado.
UN DÍA ESPECIAL. El medio hermano de Sadam, Barzan Ibrahim, y Awad Hamed al-Bandar, el ex jefe de la Corte Revolucionaria, no fueron ahorcados junto al ex líder, como estaba planeado. Las autoridades quisieron reservar la ocasión solo para Sadam.
“Quisimos que fuera ejecutado en un día especial”, dijo el asesor de Seguridad Nacional Mouwafak al-Rubaie en declaraciones al canal de televisión estatal Iraqiya.
EN EL PATÍBULO. Sami al-Askari, consejero político del primer ministro Nuri al-Maliki, ofreció algunos detalles de la ejecución. Dijo que en un principio Sadam se resistió cuando fue entregado a los guardias iraquíes, pero se tranquilizó en sus últimos momentos de vida.
Indicó que estaba vestido con traje negro, sombrero y zapatos, y no con uniforme de prisionero. Le quitaron el sombrero poco antes de que le colocaran el lazo en el cuello. Sus manos también fueron atadas antes de que fuera llevado caminando hasta el patíbulo.
Poco antes de la ejecución, le preguntaron a Sadam si quería decir algo.
“No, no quiero”, expresó Sadam, según al-Askari, que estuvo presente en la ejecución. Sadam repitió una plegaria después que un clérigo suní que también estaba en ese momento.
“Sadam fue posteriormente llevado a la horca y se negó a que le cubrieran su cabeza con una capucha”, manifestó al-Askari. “Antes de que le colocaran la soga alrededor del cuello, Sadam gritó: '¡Dios es grande. La nación saldrá victoriosa y Palestina es árabe’! ".
La televisión estatal iraquí mostró imágenes de guardias que colocaban el lazo en el cuello de Sadam. El ex presidente parecía calmo. Las imágenes se cortaron justo antes de la ejecución.
Sadam fue ejecutado en una ex sede de inteligencia militar en el vecindario chií Kazimiya de Bagdad, dijo al-Askari.
“Llevaba un Corán y dijo: ‘Quiero que este Corán se lo den a esta persona’, un hombre llamado Bander”, manifestó Al-Rubaie. Indicó que desconocía quién era esa persona.
La frase
“Dios es grande. La nación saldrá victoriosa y Palestina es árabe.”
Últimas palabras de Sadam Husein
Lo enterrarían
junto a sus hijos
Fuentes cercanas al clan de Sadam Husein aseguraron que Ali Yasin al Nada, uno de los miembros del grupo del ex presidente, se dirigió a Bagdad a bordo de un helicóptero de EEUU para recoger el cadáver de Sadam.
Según la fuente, que no quiso revelar su identidad, Sadam será enterrado en su aldea natal de Uya, en la provincia de Salah al Din, junto a sus hijos Odeiy y Qusai, muertos en 2004 en enfrentamientos con las tropas estadounidenses en Mosul, a 400 kilómetros al norte de Bagdad, aunque estas informaciones aún no han sido confirmadas oficialmente.