Al sur de la verja de la Casa Blanca, en La Elipse, el parque donde se coloca el tradicional árbol de Navidad, Harris subrayó que su rival es “alguien totalmente absorbido por su infinito deseo de venganza” que no está interesado “en las necesidades del pueblo estadounidense”, según su equipo de campaña.
La que puede convertirse en la primera mujer negra presidenta de Estados Unidos hizo hincapié entre los “dos enfoques diferentes” de país. Trump está enfocado en su “lista de enemigos” y ella en la “lista de quehaceres”.
Cuando entró en campaña a raíz de la retirada del presidente Joe Biden, la vicepresidenta pisó fuerte el acelerador, permitiendo al partido levantar el ánimo y tomar la delantera en los sondeos nacionales, pero con el paso de las semanas la ventaja se ha erosionado.
Ahora están igualados en los sondeos, con empate técnico en los siete estados bisagra o pendulares que decidirán el resultado de las elecciones.
Trump dio un mitin por la noche en Allentown, en Pensilvania, quizás el más importante de los estados bisagra.
Pensilvania cuenta con medio millón de puertorriqueños, furiosos con los republicanos desde que el domingo un humorista los insultara en un mitin de Trump en Nueva York.
El equipo de campaña trató de tomar distancia del humorista pero este martes Trump calificó el mitin de “festival del amor”.
“Los políticos que llevan haciendo esto mucho tiempo –30 y 40 años– dijeron que nunca había habido un acto tan bonito. Fue como un festival del amor, un absoluto festival del amor, y fue un honor para mí participar”, afirmó el ex presidente en un acto de campaña en su mansión de Florida.
En un discurso marcado una vez más por una feroz retórica antimigratoria, Trump prometió “luchar como locos los próximos siete días”.
“SALVAR A EEUU”. ”Vamos a salvar a Estados Unidos, no tenemos otra opción”, afirmó, y acusó a su rival de contar “mentiras” y de proferir “calumnias (...) muy vergonzosas y realmente inexcusables”.
Trump se encuentra a la defensiva por las acusaciones de su exjefe de gabinete de la Casa Blanca, que asegura que encaja en la definición de fascista y que en el pasado elogió a Adolf Hitler.
“Yo no soy un nazi”, se defendió Trump el lunes en un mitin. “La nueva línea de Kamala (Harris) y su campaña es que todos los que no votan por ella son nazis. Somos nazis”, afirmó ante una muchedumbre enfervorizada en Atlanta, refiriéndose a su rival demócrata.