El hombre, pese a contar con un antecedente por hurto en grado de tentativa y con problemas de adicción, igualmente se desempeñaba como guardia de seguridad privada, teniendo en cuenta que el jefe de seguridad de la empresa Sevipar es su padre, Pedro Antonio Scappini.
Los investigadores detallaron que la jueza habría luchado contra el agresor, atendiendo los rastros que quedaron en el rostro de Scappini Villalba y las evidencias de la escena del crimen.
La fiscala Natalia Montanía dispuso que sea examinado por un médico forense y la realización de varios estudios en el Hospital Distrital de Hernandarias, tras su captura.
Scappini Villalba estuvo consumiendo droga, presuntamente crac, y cervezas en su puesto de guardia del Tribunal de Primera Instancia de Hernandarias, ubicado en el barrio San Antonio. Luego de su detención afirmó que estaba poseído por el diablo y no pudo explicar por qué mató a la magistrada, ante las consultas de la prensa.
El hombre sostuvo que se entregó para que se haga justicia porque estaba arrepentido.
RASTROS. Los investigadores policiales primeramente lograron identificar a dos vecinos Sirilo Álvarez Zaldívar y Marlon Moisés Álvarez Zaldívar, y dos mujeres, María Antonia Fernández Morel y Natalia Medina Ríos, que acudieron al local en el tiempo en que se presume que ocurrió el asesinato.
Los dos jóvenes, que son vecinos del juzgado, afirmaron que el guardia les pidió que le compraran cerveza y cigarrillo. Mientras que las dos mujeres fueron a buscar un teléfono celular que Scappini Villalba empeñó a Fernández, según dijeron.
Las imágenes donde se los ve quedaron grabadas en el sistema de circuito cerrado del Juzgado y la comitiva fiscal policial allanó la vivienda de Víctor Álvarez Galeano, padre de los dos jóvenes, donde encontraron la ropa que estos tenían puesta en el momento en que fueron al local del Poder Judicial y envoltorios de estupefacientes. Fue alrededor de la medianoche y la madrugada de ayer.
Fernández también fue aprehendida ya al amanecer y señaló que fue a empeñarle el teléfono al funcionario del Poder Judicial y se retiró del lugar. Las autoridades investigan si fueron ellos los que proporcionaron el estupefaciente, presumiblemente crac, al supuesto homicida.
PELEA. La jueza Mereles habría luchado por su vida, atendiendo los rastros que encontraron los investigadores, quienes también hallaron los envases de cervezas y rastros de sangre por el pasillo hasta el sitio donde la víctima quedó muerta.
El autor utilizó una piedra para romperle el cráneo y un cable aparentemente con intenciones de asfixiarla. No obstante, la médica forense Ramona García diagnosticó traumatismo de cráneo como causa de la muerte. Hubo pérdida de masa encefálica a consecuencia del severo golpe que le infligió el agresor.
En el momento de la inspección médica, el cuerpo ya tenía cuatro horas de rigidez cadavérica. La magistrada salió de su despacho alrededor de las 15:07 del sábado. Su cuerpo fue hallado en el pasillo de la planta baja, pero algunas pertenencias suyas estaban en su despacho y otras, como un teléfono celular, en la camioneta Kia, modelo Sorento, con matrícula AAAH-525, de su propiedad.
En el local también fueron hallados dos despachos de la Defensoría Pública abiertos y la puerta principal de acceso a ellos. Todos fueron lacrados para la inspección por parte de Criminalística de la Policía en busca de evidencias.
LA DETENCIÓN. Agentes de la Comisaría N° 24 y un grupo de Investigación de Hechos Punibles recibieron la información de que un hombre con características similares a Scappini Villalba se encontraba merodeando detrás de una empresa tabacalera ubicada en el sector.
Uno de los investigadores afirmó que el mismo aparentemente pretendía cometer un suicidio cuando llegaron al lugar. Scappini Villalba corrió y entró a un arroyo, donde fue capturado por los policías y trasladado hasta la sede de la Comisaría 24a.