17 sept. 2025

Grito campesino que otra vez se pierde en marginación y olvido

Una vez más grupos de campesinos realizaron sus marchas por las calles de la capital, reiterando las demandas que básicamente siguen siendo las mismas desde hace 28 años. Las autoridades y los referentes de la clase política tienen oídos sordos o responden con promesas populistas, que no aportan soluciones de fondo, manteniendo una situación de relegamiento de los trabajadores del campo, especialmente de los pequeños productores con un estilo de agricultura más tradicional. Lamentablemente, persiste la marginación y el olvido hacia quienes conforman el principal grupo social en el país, base de la producción alimentaria y la economía de subsistencia. Los reclamos principales no son difíciles de cumplir, solo hace falta tener voluntad política y apostar por un modelo económico que tenga en cuenta a las familias campesinas.

El año pasado, la tradicional marcha de la Federación Nacional Campesina (FNC) —que se realizaba puntualmente cada año, en el mes de marzo— tuvo que suspenderse ante el inicio de la pandemia del coronavirus. Este año, a pesar de que la crisis sanitaria no solo continúa, sino incluso se ha agravado, ya no quisieron guardar sus puntuales reclamos y han decidido marchar en Asunción y en varias otras ciudades, en modo Covid, con menos concurrencia, por menor tiempo y con cuidados sanitarios.

Este año no solamente marcharon los de la FNC. También lo hicieron previamente los integrantes de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas e Indígenas. Aunque son organizaciones que pertenecen a sectores gremiales y políticos diferentes, sus reclamos son similares.

En el caso de la Coordinadora, exigen la refinanciación de sus deudas, dentro de una serie de reivindicaciones históricas, como la reforma agraria y la recuperación de las tierras malhabidas, así como un apoyo más directo a la agricultura tradicional campesina. Además, piden la renuncia del presidente Mario Abdo Benítez y del vicepresidente, Hugo Velázquez, por su pésima gestión ante la actual crisis.

En el caso de la FNC, esta reclama que en nuestro país falta política de distribución de tierras y política de salud. La organización propone debatir entre todos los sectores un proyecto nacional, una propuesta, un programa, que encamine realmente la salida a todos los problemas sociales estructurales. El lema de este año es: “Fuera, corruptos y vendepatrias. Por tierra, salud, trabajo y soberanía”.

La ya tradicional marcha campesina viene realizándose cada año, siempre en este mismo mes, y ha sido particularmente importante la que se realizó en 1999, durante los sucesos políticos del llamado Marzo Paraguayo, en que los labriegos asumieron un rol decisivo en la gesta ciudadana que culminó con la renuncia del presidente Raúl Cubas y la salida del país del general Lino Oviedo, tras el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña y la muerte de siete manifestantes en las plazas del Congreso, alcanzados por balas disparadas por francotiradores. Precisamente, en estos días se cumplen 22 años de este histórico suceso que alteró la vida política del país.

Es lamentable que continúe la insensibilidad estatal hacia quienes conforman el principal grupo social en el país, que constituyen la base de la producción alimentaria y la economía de subsistencia.

En un país en donde persiste una gran desigualdad y una gran parte de la población persiste en altos niveles de pobreza, en donde pocos propietarios siguen siendo dueños de grandes extensiones de tierras, urge también asegurar la propiedad para los pequeños productores y poner a disposición de los campesinos modelos de producción que permitan la incorporación de nuevas tecnologías, para acceder a un desarrollo más integral, respetando los valores de su cultura tradicional.

Los reclamos principales no son difíciles de cumplir, solo hace falta tener voluntad política y apostar por un modelo económico que tenga en cuenta a las familias campesinas.