Luqueño a Copa Libertadores de América
En el año 1975 el Sportivo Luqueño adquiría el derecho para participar en Copa Libertadores, al llegar segundo, y Fleitas conformaba ese onceno auriazul para tentar la hazaña. “Siempre uno se prepara para lo mejor, pero nos tocó una serie difícil y creo que cumplimos en lo que pudimos”. A Luqueño le tocó jugar ante el Olimpia (contra el que consiguió sus 2 únicos puntos), Cruzeiro e Internacional de Brasil. Cruzeiro fue el monarca de ese año, en una serie difícil.
A otros clubes
De Luqueño pasó a Guaraní, donde jugaría dos temporadas, y de ahí “a Venezuela (hoy el país del duro Chávez), para jugar con el ULA de Universidad de los Andes, en donde en esa poca estancia logró sobresalir nítidamente, para retornar al país y conformar el equipo de Capitán Figari, que por vez primera accedía a la Primera División en su historial deportivo (fue la única vez que lo logró).
Pero Nacional de Barrio Obrero lo contrató y en tres largos años se consolidó en el puesto, y “en 1982 llegamos segundos para participar en otra Copa Libertadores”, enfatiza.
En esa instancia se lesionó de la rodilla, que lo alejó un tiempo del fútbol.
Al querido Luqueño y el adiós
Año 1985. El retorno a su querido Luqueño fue “para jugar un año más y decirle adiós al fútbol, por la lesión en la rodilla”, comenta. Y luego, a prepararse a lo más difícil: “Dirigir a los menores y formar jugadores; a pesar de que al DT paraguayo no le dan su lugar. Pero yo me siento bien en Luqueño, colaborando con los menores y queriendo que Luqueño ocupe el sitial que le corresponde”, nos dice en la despedida.
Fleitas fue un zaguero corpulento, ágil en el salto, en los cruces y para marcar goles de cabeza o de chilena, como una vez lo hizo, en aquel clásico añejo entre Guaraní y Olimpia -a Éver Almeida-, para el 1-1 final.
Nombre y apellidos: Gilberto Fleitas Cañete. Fecha de nacimiento: 1-IX-1954. Lugar: Luque. Casado con: Lic. Smilse Moreno. Hijos: Gabriel (ingeniero Electromecánico), Guadalupe (licenciada en Administración), Isaías (4º año de Derecho y futbolista del Sportivo Luqueño, mediocampista) y Gerardo Isaac (3º de la Media, también futbolista de Luqueño y de la Sub 20, centrodelantero, con 16 años). Nieto: Guillermo (hijo de Gabriel y la arquitecta Liliana Cereso). Nombre de los padres: Inocencio y Pastora (ambos fallecidos).
Trayectoria deportiva
Inicio: Club Guaraní, de Loma Merlo (Luque). Año: 1966. Otros clubes: Rubio Ñu. Años: 1968 a 1974. Sportivo Luqueño. Años: 1975 a 1976 y 1985. Guaraní. Años: 1977 a 1978. ULA -Universidad de los Andes-, Venezuela. Años: 1979 a 1980. Capitán Figari. Año: 1981 (cuando estuvo en la “A”). Nacional. Años: 1982 a 1984.
Títulos: Vicecampeón con Luqueño y Nacional. Años: 1975 y 1982 (con derecho a participar en Copa Libertadores de América).
Selección paraguaya: Copa Atlántico. Año: 1976 (con Argentina, Brasil y Uruguay. Paraguay ocupó la segunda ubicación), Copa Félix Bogado. Año: 1978; y eliminatoria para el Mundial de Argentina 1978.
Característica: Defensa central sobrio, seguro. De buen salto y quite oportuno (en los balones quietos de tiro libre y córner, subía para marcar goles de cabeza). Estatura: 1,80. Peso: 75 kilos.
-¿Tu Mejor momento deportivo?
-Los años que jugué en Rubio Ñu, Luqueño, Venezuela, Nacional y con la albirroja.
Actualidad: “Estoy trabajando como DT en Luqueño -Sub 20- teniendo a uno de mis hijos (16 años) como centrodelantero”, comenta. Desde hace tiempo está dedicado a la dirección técnica -es DT recibido en el año 2003, Promoción Josefina Plá-.
También la Joyería Continental, ubicada en el mismo centro de Luque, pertenece a la familia.
-¿Los DDTT paraguayos? -Muchos estamos capacitados para el cargo, pero no tenemos la confianza de los directivos, como tampoco existe esa unidad granítica entre los profesionales.
Nos dejamos manosear mucho y no procuramos mejorar. La asociación de técnicos no se hace sentir. Chiqui Arce, Carlos Jara Saguier, Alicio Solalinde, entre otros, han demostrado que el paraguayo es bueno también para el cargo; pero perdiendo dos o tres partidos ya lo sacan a uno.
Gilberto Fleitas tiene toda la razón del mundo y es una realidad tangente en nuestro medio; pero sigue soñando con que alguna vez les den el lugar que se merecen a los profesionales paraguayos y que sus dos hijos que practican y juegan en el Luqueño, lleguen a sobresalir, como él lo hizo una vez.
Y tienen condiciones los dos y lo están demostrando con el azul y oro de su querido sportivo Luqueño.