“No se puede dar la espalda a los problemas de nuestra sociedad y de esa realidad surgen los actos delictivos. Así que desde el penal hacemos un trabajo psicosocial serio de rehabilitación”, dijo María Lourdes Medina, quien desde hace 26 años trabaja en la reinserción de personas privadas de libertad y afirma que también se puede aportar mucho a la sociedad como agente penitenciario.
A Lourdes le toca hoy en día hacer terapias de psicología individuales y grupales, ejercer de docente de 33 PPL de la carrera de Psicología (UMA) y acompañar el aprendizaje de algunos de los 97 oficios impartidos en la penitenciaría de Tacumbú.
Los internos reciben su ayuda en los cursos de refrigeración, fontanería, forrado de termos, artesanía de ñandutí, elaboración de productos de limpieza, mecánica automotriz, barbería profesional y, corte y confección dictados por el SNPP y Sinafocal, bajo convenios con la Dirección de Bienestar y Reinserción Social de la cartera de Justicia.
En el año 1995, la mujer se incorporó al sistema penitenciario realizando trabajos administrativos.
Su tarea consistía en acompañar las comparecencias judiciales.
Actualmente, está asignada como seguridad del penal, encara trabajos técnicos de programas de reinserción ligados a su especialidad de psicóloga, siendo parte del Organismo Técnico Criminológico (OTC) y, conforma un equipo interdisciplinario con funcionarios y otros agentes penitenciarios.
En la opinión de Medina, el género no es un obstáculo para lidiar con personas consideradas peligrosas para la sociedad. “La mujer es tan válida como el hombre para encarar puestos en los penales. Yo tenía 22 años cuando ingresé al penitenciario del Buen Pastor; había una realidad de mujeres y niños que me fue dura de asimilar inicialmente por mi inexperiencia y porque no me había tocado esa suerte”, señaló.