Entre los numerosos episodios ocurridos en los últimos días, ha merecido gran destaque el caso de más de 70 personas —en su mayoría, jóvenes menores de edad— que bailaban divertida e irresponsablemente en la madrugada del domingo último, en una casaquinta ubicada en la compañía Yukyry, de la ciudad de Luque, sin contar con tapabocas, compartiendo contactos físicos e inclusive compartiendo la misma latita de cerveza o bebiendo del mismo vaso.
La grave inconsciencia también alcanza a sus padres y tutores, mayores de edad, por permitir estas situaciones de aglomeración y descontrol.
Igualmente, resultan preocupantes las actividades sociales, como la tradicional carrera de caballos que se realizó en el km 46 de Horqueta, Departamento de Concepción, el domingo, en pleno día, en donde los videos grabados y difundidos a través de las redes sociales en internet muestran a una multitud asistiendo al evento, con numerosas personas sin usar tapabocas, compartiendo abrazos en estado de euforia, como si no existiera la pandemia de Covid-19. Situaciones similares se vienen repitiendo en varias otras zonas del país.
A raíz de esta situación, el viceministro de Atención Integral a la Salud, Víctor Martínez, ha significado que estas fiestas clandestinas y eventos sociales con aglomeración de personas e incumplimiento de los protocolos sanitarios constituyen “una actitud criminal”, ya que inciden directamente en la propagación de la enfermedad y en las muertes cada vez más cuantiosas.
“Se comprobó científicamente que en esos lugares se producen los contagios masivos. Son esas personas las que llevan el virus a sus casas y son sus parientes los que terminan en los hospitales”, remarcó la autoridad sanitaria, aplaudiendo las intervenciones que se están realizando por parte de la Policía.
Más allá de las visibles falencias de la gestión gubernamental ante la pandemia del coronavirus, existe una gran falta de responsabilidad de sectores ciudadanos en la elevada propagación del virus. Que existan denuncias de corrupción y de proceder negligente por parte de las autoridades no debe ser un justificativo para ignorar las reglas básicas de cuidado sanitario para evitar contraer el virus.
Por el contrario, el hecho de que ya no existan camas de terapia intensiva o que exista una pronunciada escasez de los medicamentos esenciales para tratar el Covid, debe llevar a que la gente tenga un cuidado aún mayor en no enfermarse.
Hay que seguir apelando a una mayor conciencia y educación, pero también la Policía, la Fiscalía y el Poder Judicial deben hacer cumplir las normas legales con mayor rigor, frenando las fiestas clandestinas para evitar que tanta gente siga enfermando y enlutando a tantos hogares.