Como si fueran pocos los más de 50 millones de contagiados con coronavirus que tiene el continente, a la lentitud en el proceso de vacunación en la mayoría de los países en este febrero se sumaron las cada vez más frecuentes denuncias sobre dosis “desaparecidas” y políticos inmunizados a pesar de no ser trabajadores de la salud ni adultos mayores.
“Más que ilegalidad, lo que existe de manera arraigada en la sociedad es la corrupción y una alta flexibilidad frente a este flagelo”, dijo a Efe el doctor en sociología Carlos Charry.
VACUNAS DE AIRE. El 26 de febrero de 2020 será una fecha para no olvidar en América Latina. Ese día, Brasil confirmó el primer caso de Covid-19 en São Paulo y desde entonces la pandemia se instaló en la región.
Esta última semana de febrero el escándalo estalló en cuatro ciudades del país luego de que familiares de algunos ancianos informaran que los profesionales de la salud insertaron la aguja en el brazo de sus allegados pero no inyectaron el remedio.
Un video grabado en la ciudad de Petrópolis, en la región serrana de Río de Janeiro, en el que se observa a una anciana recibiendo una inyección con una jeringa vacía desató la indignación y obligó a que tanto la Secretaría de Salud como la policía investigaran.
“VACUNAGATE”. La vacunación con privilegios a diversas figuras vinculadas al poder en Argentina es otra “perla” del collar de irregularidades en América.
El caso salió a la luz cuando el periodista Horacio Verbitsky, de 79 años y afín al Gobierno, reveló que se vacunó sin esperar su turno porque se lo pidió a su “viejo amigo” Ginés González García, entonces titular del Ministerio de Salud.
El hecho desembocó en la renuncia e imputación de González, y de su sobrino, que se desempeñaba como jefe de Gabinete del Ministerio, por los delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos. La chispa, ya encendida, llevó a la prensa a asegurar que además de Verbitsky hubo políticos, sindicalistas y empresarios allegados al Gobierno del presidente Alberto Fernández e incluso familiares de algunos de ellos ya vacunados.
Algo similar ocurre en Perú, en donde el denominado “vacunagate” permitió que 487 personas recibieran vacunas que eran para el personal que llevaba adelante los ensayos clínicos en el país. Colombia, que empezó hace una semana la vacunación, incautó en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, 70 dosis contra la covid-19 que una mujer, que llegaba en un vuelo procedente de Emiratos Árabes, pretendió ingresar de forma ilegal.
El turismo de vacunas
El turismo de las vacunas también se encuentra de moda. En el estado de Florida (EEUU), los mayores de 65 años, que son prioritarios para la vacunación, han enfrentado el llamado “turismo de vacunas”, y también posibles favoritismos políticos del gobernador republicano, Ron DeSantis. Los medios dan cuenta de historias de algunos turistas, especialmente argentinos, que visitaron Florida por las vacunas de Moderna y Pfizer, más no por sus playas y centros comerciales. Aunque DeSantis dijo que no permitiría esta práctica, las críticas están a la orden del día ya que anunció vacunaciones en localidad de Lakewood Ranch, un área “adinerada”, con poca incidencia del Covid-19 y sede de una empresa que le ha donado “900.000 dólares”, según el congresista demócrata Charlie Crist.
Asimismo y como si la pandemia fuera un chiste, dos mujeres “vestidas como abuelas” trataron de vacunarse con la segunda dosis contra el Covid-19 en Florida.