Por su parte, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, subrayó en declaraciones a “France Intern” que la dificultad del desarme pasa por identificar a los partidarios del grupo Séléka, que “se han quitado sus uniformes y se han vestido de civiles”.
“No es un trabajo fácil, pero nuestros militares son muy profesionales y están muy preparados”, señaló.
Los militares franceses han explicado a la población centroafricana a través de los medios de comunicación que deben desarmarse.
“Y si no es suficientemente eficaz, se empleará la fuerza”, agregó Fabius, quien minimizó el impacto económico de la operación para París porque los militares galos empleados se encontraban ya en países vecinos.
Según el jefe de la diplomacia gala, la no intervención rápida hubiera supuesto el riego de “salir aún más caro”.
Desde el pasado jueves, el mismo día que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad una resolución de intervención internacional en República Sudafricana, los enfrentamientos entre diferentes milicias se cobraron 400 muertos en ese país, según la Cruz Roja.
La crisis de la República Centroafricana comenzó el pasado 24 de marzo, cuando Bangui fue tomada por los rebeldes de Séléka, que asumieron el poder en el país y derrocaron al presidente, François Bozizé, que se exilió.