Las manos de los artesanos indígenas dan vida a maderas oleosas como el palo santo, transformándolas en finos tallados con delicadas terminaciones, mientras que las mujeres, con paciencia y destreza, tejen con la fibra de caraguatá bolsos, hamacas y otros objetos utilitarios, muchas veces decorados con motivos de su fauna y flora ancestral.
Este rico patrimonio que contiene el árido Chaco paraguayo, en el lejano Departamento de Boquerón, es el punto central del proyecto “Herramientas para salvaguardar técnicas y proteger culturas indígenas”, llevado adelante por el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) en alianza con ueno bank.
La iniciativa consistió entregar herramientas fundamentales a artesanos y artesanas de varias comunidades indígenas, con el fin de fortalecer su producción, preservar sus técnicas ancestrales y mejorar su calidad de vida.
Insumos para crear. En esta primera fase del proyecto, los técnicos del IPA entregaron herramientas para artesanos talladores como machetes, sierras, serruchos, lijas, martillos, escofinas, limas, entre otros.
Para las artesanas textiles se entregaron bolsas, etiquetas y agujas y también para los artesanos que realizan dibujos en la modalidad de expresión artística se entregaron hojas y bolígrafos.
Las comunidades beneficiadas incluyen varios núcleos del pueblo Nivaclé, como las de Yacacvash, Campo Alegre, Misión Sandhorst (Yiclocat), Cayin o Clim, y Uj’e Lhavos; también la comunidad Yalve Sanga del pueblo Enlhet Norte y otras de la Organización de Mujeres Artesanas (OMA), y la comunidad Campo Loro del pueblo Ayoreo.
El IPA destacó que para estas poblaciones, la artesanía no es solo una fuente de ingresos, sino una forma de mantener vivas sus tradiciones, transmitidas de generación en generación.
En su segunda fase, anunciaron que está previsto acompañar a las comunidades en la búsqueda de canales de comercialización para que sus trabajos lleguen a más lugares. Actualmente, el instituto planifica la expansión a otras zonas, incluyendo comunidades Ava Guaraní del área de Luque y San Bernardino para alcanzar en total diez comunidades indígenas y más de 290 artesanos y artesanas en todo el país.