Decía un alma de oración: en las intenciones, sea Jesús nuestro fin; en los afectos, nuestro Amor; en la palabra, nuestro asunto; en las acciones, nuestro modelo. Camino, 271.
Se termina el trayecto al encontrar la aldea, y aquellos dos que –sin darse cuenta– han sido heridos en lo hondo del corazón por la palabra y el amor del Dios hecho Hombre, sienten que se vaya. Porque Jesús les saluda con ademán de continuar adelante. No se impone nunca, este Señor Nuestro. Quiere que le llamemos libremente…
En el fondo, pensamos: Quédate con nosotros, porque nos rodean en el alma las tinieblas, y solo Tú eres luz, solo Tú puedes calmar esta ansia que nos consume. Porque entre las cosas hermosas, honestas, no ignoramos cuál es la primera: Poseer siempre a Dios.
Y Jesús se queda. Se abren nuestros ojos como los de Cleofás y su compañero, cuando Cristo parte el pan; y aunque Él vuelva a desaparecer de nuestra vista, seremos también capaces de emprender de nuevo la marcha –anochece–, para hablar a los demás de Él, porque tanta alegría no cabe en un pecho solo. Camino de Emaús. Nuestro Dios ha llenado de dulzura este nombre. Y Emaús es el mundo entero, porque el Señor ha abierto los caminos divinos de la tierra. Amigos de Dios, 314.
Por amor y para enseñarnos a amar, vino Jesús a la tierra y se quedó entre nosotros en la Eucaristía. Como hubiese amado a los suyos que vivían en el mundo, los amó hasta el fin. Es Cristo que pasa, 151
No dejes la Visita al Santísimo. –Luego de la oración vocal que acostumbres, di a Jesús, realmente presente en el Sagrario, las preocupaciones de la jornada. –Y tendrás luces y ánimo para tu vida de cristiano. Camino, 554.
Si buscáis a María, encontraréis a Jesús.
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-py/article/3-de-enero-fiesta-del-nombre-de-jesus-rezar-con-san-josemaria/).