El repertorio poético de los creadores de letras para canciones de la música paraguaya se circunscribe, casi con exclusividad, a temas muy puntuales: el amor, la patria, la ausencia del terruño - y el terruño mismo- y la naturaleza.
Pocas son las obras que abordan temas abstractos, filosóficos y espirituales más bien. Hay que reconocer, sin embargo, la desbordada riqueza de algunas, como Panambi vera, por ejemplo, que de la concretez de la persecución de una mariposa se puede arribar a una lectura de hondo contenido simbólico.
El poeta Gumercindo Ayala Aquino - nacido en Villarrica (a la que recordó, con ese mismo nombre, en una de las guaranias más bellas dedicadas a una ciudad), el 13 de enero de 1910, y fallecido en Asunción, el 29 de febrero de 1972- es uno de los pocos autores que se desprenden a ratos de la concretez de las vivencias para adentrarse en los recovecos de lo abstracto.
Felicidad imposible es una de sus creaciones en esa vertiente poco transitada en la poesía popular paraguaya. Está escrita en castellano y guaraní. Es en esta lengua donde el vuelo literario adquiere mayor altura.
El poema fue escrito alrededor de 1940, cuando Gumercindo vivía y formaba parte de grupos musicales en Buenos Aires. A mediados de la década de 1930 había recalado en la capital argentina. Formó parte, como guitarrista, de la Orquesta “Manuel Ortiz Guerrero”, creada y dirigida por el maestro José Asunción Flores.
“Era muy entusiasta y dedicado al trabajo, y recorría toda Buenos Aires, haciendo amistades con su traje, moño, capa, pañuelo y sombrero, todo de negro y con el pelo tan largo que le llegaba al hombro”, según le recuerda Agustín Barboza (1) en sus memorias. “Yo me visto así, de luto, en memoria de mi hermano Manuel Ortiz Guerrero”, explicaba cuando se le preguntaba la razón de su peculiar indumentaria, que Flores respetaba en las presentaciones.
En sus versos, haciendo como un monólogo que tiene como destinataria a una mujer, hace alusión a la felicidad. Su tesis - de raíz cristiana a todas luces- es que en vano se la persigue en esta tierra. Su conclusión: que solo después de la muerte se la vive en plenitud.
Gumercindo estaba conectado a los grandes de la música paraguaya. Además de Flores y los integrantes de su orquesta, estaba conectado a los diversos círculos poético-musicales de paraguayos y argentinos.
El cantor Delfín Fleitas, hermano de doña Fidelina Fleitas de Cardozo Ocampo, era uno de sus entrañables amigos. Sus afinidades eran no solo las que proporcionaban el común origen, el arte y la convivencia cotidiana, sino también la de las ideas que cada uno de ellos sustentaba.
Acaso porque otros no podrían interpretarlo en su verdadera dimensión, Gumercindo le entregó Felicidad imposible al que sabía que iba a crear una guarania que reflejara el contenido de los versos.
Una de las grabaciones más sentidas y conmovedoras es la de Alberto Ginés. “La grabé alrededor de 1978 en el sello Guarania, de Asunción”, rememora el cantante.
(1) Barboza, Agustín: Ruego y camino. Asunción, Intercontinental, 2000. Pág. 52.
El poeta guaireño Gumercindo Ayala Aquino, en Buenos Aires, concibe un poema de contenido filosófico acerca de una de las búsquedas más constantes del hombre.
Memoria viva
Mario Rubén Álvarez
Poeta y periodista
alva@uhora.com.py
Felicidad imposible
Oh brisa infinita
gala del espacio
princesa incansable
de un eterno andar
que vives rondando
floresta y pradera
en busca del sueño
sin poder hallar.
Ha yvytu opa'ÿva
ára jeguahára
ne kane'ô'ÿva
ha reiko mante
akói remuñáva
ñu ha ka’aguýre
ne rembiayhu jára
ha ku reiete.
Princesita errante
que busca y persigue
la bella imposible,
la felicidad.
En vano hermana
buscamos en ésta,
ella nos espera
en la eternidad.
Guarania reikóva
reheka, remoña
ne rembiayhu jára
pe vy’apavê
che reindy reíva
jaheka yvy apére
ñande jajuhúne
ñamano rire.
Letra: GumercindoAyala Aquino Música: Delfín Fleitas