Luego de los dos violentos episodios protagonizados el fin de semana por un guardia de seguridad privada y por un joven que portaban armas de fuego, quienes tras una discusión y en una gresca, respectivamente, asesinaron a sangre fría a sus víctimas, comenzaron nuevamente los cuestionamientos sobre quiénes pueden tener un arma de fuego y las restricciones o el control de su uso en el Paraguay.
A estos casos se suma la detención del joven que empeñó su arma de fuego a Wilmar Baleiro y que, según la Fiscalía, este último utilizó para asesinar a su media hermana. Una de las mayores dificultades en materia de control para las autoridades encargadas de la restricción de la venta de armas de fuego es su proliferación y fácil adquisición en el mercado negro.
El joven Martín Israel Ramírez Thompson, de 21 años, fue detenido ayer por el asesinato de Cristopher Agustín Ayala Benítez, de 24 años, tras una pelea entre varias personas frente a una lomitería en Ñemby, en horas de la madrugada del domingo. El arma de fuego también ya fue localizada por los investigadores de la Policía, después de que el detenido diera la ubicación de la zona donde la arrojó. Es a orilla del río Paraguay, en la ciudad de San Antonio.
Tras su captura, Ramírez Thompson alegó que solo quería asustar a su víctima. Dijo que había una pelea entre los desconocidos y su amigo. Él se percató de que uno de ellos sacó un cuchillo. “Era una guerra campal, yo quería asustarle nomás”, manifestó.
Asimismo, señaló que no se encontraba con sus amigos y había llegado solo para saludar. Sobre el arma, reconoció que le pertenece y que se había armado de manera ilegal luego de ser víctima del asalto de su motocicleta.
Al respecto, el analista y experto en seguridad José Amarilla explicó que “no sé si hablamos de un arma legal o de una obtenida en el mercado negro. Lo cierto es que las armas no matan. Mata el que decide matar. Fijate que el 50% de los homicidios en Paraguay son cometidos con armas blancas”.
En ese sentido, el especialista advirtió que “en materia de armas, hay varias comprobaciones históricamente demostradas: la primera y la más obvia es que cuanto más restrictivas las leyes, más se favorece el mercado negro. Los traficantes de armas sueñan con las prohibiciones, porque eso lleva por los aires sus ganancias. La prueba más cercana de esto es Brasil”.
Respecto al caso que involucra al guardia de seguridad, Amarilla indicó que “no hay nada que impida a las empresas contratar al personal sin el carnet que otorga la Policía Nacional.