Los fenómenos climáticos que afectan a la agricultura y a la ganadería son cada vez más extremos, y la tendencia es que esto continúe así.
Esta es una de las conclusiones obtenidas durante el desarrollo de dos valiosas herramientas, que ayudarán a mitigar los daños que podrían darse en estas situaciones y a diseñar políticas públicas para dichos sectores.
Fue lo reflexionado por la ingeniera Soledad Armoa, quien coordinó el equipo que elaboró el Balance Hídrico Agrícola (BHAg), del que se desprendieron 500 mapas de riesgos agroclimáticos.
Estos materiales fueron presentados ayer y están disponibles de manera gratuita desde entonces.
Este fue el producto de un intenso trabajo de más de un año, en el que estuvieron involucrados el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), así como las organizaciones USAID, Banco Mundial, Acdi Voca e IICA.
“Con esto se puede tomar una infinita gama de decisiones. Podemos determinar los manejos culturales, definir si cambiamos la fecha de siembra de los cultivos, si adelantamos, si atrasamos, si por ejemplo identificar los momentos en los que los cultivos tienen que tener riegos, la cantidad de esos riegos, también básicamente todo esto nos lleva para obtener un rendimiento mejor”, explicó Armoa.
Por su parte, el director de la Unidad de Gestión de Riesgos del MAG, Édgar Maggereyer, dijo que esta es una herramienta sumamente necesaria para que pueda haber mayor previsibilidad, especialmente teniendo en cuenta la tendencia de los eventos hidroclimáticos.
“Esto puede ayudar a tener políticas públicas, esto va a ayudar a gobernaciones, municipios, para planes locales de adaptación al cambio climático”, señaló.
En el MAG y en la Dirección de Meteorología existe ya una capacidad técnica instalada para asesorar a los productores y otros profesionales que precisen de la información.