07 jul. 2025

“Estamos viviendo un problema de democracia incumplida en la región”

Javiera Arce afirma que los tradicionales partidos políticos están en jaque, porque no representan los intereses de la sociedad, sino los propios. Agrega que esta situación fue advertida por la ciudadanía, que está bregando para cambiar el sistema, con luchas que ya generaron varias pérdidas humanas en Latinoamérica.

Foto UH Edicion Impresa

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Javiera Arce es experta en Ciencias Políticas, y vino a Paraguay la semana pasada para un taller sobre financiamiento político con enfoque de género. Conversamos con ella en el Gran Hotel del Paraguay. En esta nota, nos habla sobre el desprestigio que afecta a las agrupaciones partidarias, el contexto de la región y la importancia de la mujer en los espacios políticos.

–En Paraguay se está luchando por una ley de paridad, ¿cómo considera esta propuesta?

–Esa medida es muy importante. Eso se llama mandato de posición. Los mandatos de posición son muy necesarios, en listas sobre todo cerradas, no sé si en una lista abierta, si abres la lista es absolutamente perjudicial, para las mujeres lo es. El desbloqueo con el voto preferencial tampoco es lo mejor. La regla básica de sistemas electorales amigables a la mujer es la alta proporcionalidad, si no se cumple tiene que haber sanciones. En Chile, una lista que no lleva el porcentaje requerido (de mujeres en la lista) no puede competir, ahí estamos hablando de un seguro mucho más fuerte para la mujer.

–¿Qué se puede hacer para mejorar el control del financiamiento político y la participación de mujeres?

–Hay que poner más mujeres en política. Los últimos gobiernos que tuvieron presidentas estuvieron más estables en la región. No sé si es posible apreciarlo. Llegaron los hombres y mira los colapsos que tuvimos, porque parece que las mujeres tienen un liderazgo distinto. Tenemos que estudiar eso. Creo que una democracia más sana tiene que ser más diversa. Tienen que estar no solamente mujeres incluidas, sino también pueblos originarios. Los partidos políticos tienen que empezar a revisar sus prácticas, y ver de qué manera se pueden construir con base en el nuevo contexto ciudadano. La gente está demandando más espacios de deliberación, y los partidos se empezaron a encerrar en sí mismos. Lo que hacen es excluir al resto que es distinto, no son capaces de introducir simpatizantes, ante las divergencias se dividen. El disenso es parte de la cultura democrática, tienes que aprender a manejarlo.

–Sobre esos colapsos, ¿cómo ve el contexto político de la región?

–A mí me parece que estamos viviendo un problema de la democracia incumplida. No solamente en el contexto latinoamericano, sino en todo el mundo, con problemáticas asociadas a la gobernabilidad, la estabilidad. Los ciudadanos se sienten defraudados respecto de las prácticas democráticas que existen, y al parecer esto se combina con altos niveles de desigualdad y exclusión social. Cuando tienes esa combinación es muy mala, y, por lo tanto, apenas hay un problema –como el alza del pasaje en Chile, o el alza del petróleo en Ecuador–, inmediatamente genera una mecha y esto explota. Además, también estamos en contextos de ciudadanos a quienes no les gusta la política, no les gustan los partidos políticos. Los partidos políticos están en jaque en este momento en la región, no están representando sustantivamente los intereses de nadie, solamente representan sus propios intereses, y eso la ciudadanía lo ha tomado en cuenta, y es por lo que está bregando para cambiar el sistema.

–¿Qué tanto daño hacen a la democracia estas situaciones?

–Lo que pasa es que depende de cómo definas democracia. Si tú la defines como una democracia liberal, que funciona a través de partidos, evidentemente, tendríamos que fortalecer los partidos. En los contextos que tenemos ahora es una idea bastante loca pensar en introducir mecanismos de democracia directa, pero creo que podrían ayudar a descomprimir ciertos tipos de situaciones mientras funciona la democracia representativa, y ejercer un control sobre quienes están gobernando, por ejemplo, una revocatoria de mandato, no me parecería tan extraña, que tuvieses una válvula de escape para hacer renunciar a un presidente.

–¿Por qué los partidos políticos deben ser financiados por el Estado?

–Los partidos políticos deben propender a un financiamiento público, si no, alguien más los va a financiar, y ese alguien más puede provenir de fuentes muy ilegales, tráfico de influencias y similares. Entonces, para que haya una especie de equilibrio democrático en ese sentido, y también de mínimos de transferencia, porque además ellos toman decisiones públicas, hay que aislarlos un poco de esta tentación de generar este tipo de financiamiento.

–¿Qué sucede si el Estado no financia, aparece el narcotráfico para financiar?

–¡Claro! Puede ser también eso.

–¿Aquí se cuestiona que empleen los recursos en cuestiones electorales o en beneficio propio?

–Se tienen posibilidades de hacer ciertos controles. En ese sentido, uno de los controles que se pueden hacer es la auditoría de los recursos, pero no solamente en términos del gasto y la ejecución del mismo gasto, sino también observando cómo ese recurso se emplea en actividades políticas específicas que estén centradas dentro de la agenda de trabajo, de lo que más o menos debería hacer un partido.

–¿Cómo hacer para que los partidos rindan realmente cuentas sobre el dinero recibido?

–Es superdifícil, pero sí tienes que tener un organismo contralor que sea muy fuerte, el cual tenga algún tipo de mecanismo de rendición, ya sea estandarizado, o previendo auditorías para estas situaciones. Y también un control constante, en el sentido de que les pueda doler cuando se porten mal, que haya sanciones mucho más fuertes. No estoy hablando de sanciones como multas, porque a veces los partidos, o las personas, prefieren pagar las multas y seguir comportándose de la misma manera, sin rendir cuentas. Más allá de las multas, que puede ser una de las sanciones, las otras pueden ser la abolición del partido, la pérdida de vigencia, la imposibilidad de ir a elecciones.

–¿En qué se relacionan financiamiento político y enfoque de género?

–Tienen un link superfuerte. Cuando hablas de financiamiento político, no es solo para elecciones, tiene una dimensión que tiene que ver con las actividades normales que hace un partido, que es tener una sede, tener trabajadores, existen varias cosas de operatividad misma, pagar la luz, el agua, el internet, el teléfono. Entonces, ahí lo fundamental es ver de qué manera hay otro tipo de actividad, como la promoción de nuevos liderazgos, actividades varias de formación política, incluso debates posicionales, ideológicos, cuestiones que los partidos han dejado un poco de lado. Cuando hablas de financiamiento también puedes tener un financiamiento especial para formar liderazgos de mujeres. Eso tiene ya una connotación de género, porque tienes que preparar mujeres candidatas para que disputen en el futuro algún tipo de escaño en el Congreso, o a nivel nacional ya sea alcaldesa (intendenta), concejala, lo que sea.

–¿Y qué sabe de Paraguay en ese aspecto?

–Lo que me han contado, y por lo que he visto tampoco existe mucha atención, la representación parlamentaria es escasa como en varios países de América Latina.

–¿Por qué no hay más mujeres en política? ¿Quiénes están en contra?

–Es que la política es un espacio masculino, hay prácticas y códigos informales que afectan a la participación de las mujeres en ese espacio. Yo no sé si hay una situación intencional de parte de los hombres, quiero creer que no es así, sino que hay condiciones también estructurales que van a impedir que las mujeres participen activamente en política. El ejercicio del poder en general es muy masculino, entonces a las mujeres “no se las ve bien” al estar ejerciendo este poder, porque las mujeres también generan más actitud, más contestación a los vaivenes de la interna partidaria. Tendría que averiguar, pero yo creo que las mujeres deben ser la mitad del padrón, por eso la democracia está todavía incompleta, carece de una representación que se parezca a la población. Las mujeres deberíamos estar más representadas, somos la mitad de la población.


Entrevista a la politóloga chilena Javiera Arce

(A los partidos les debe) doler cuando se porten mal (...). Más allá de las multas, las sanciones, pueden ser la pérdida de vigencia del partido, la imposibilidad de ir a elecciones.

La democracia está todavía incompleta, carece de una representación que se parezca a la población; las mujeres deberíamos estar más representadas.

Perfil
Nombre: Javiera Arce
Politóloga: Licenciada en Ciencias Políticas y Gubernamentales por la Universidad de Chile, magíster en Ciencias Políticas con mención en instituciones y procesos políticos por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es profesora de la Universidad de Valparaíso y de la Pontificia Universidad Católica.