19 ene. 2025

Ese derecho no lo tienen

Antes del séptimo día

Por Alfredo Boccia Paz - galiboc@tigo.com.py

Tienen derecho a aliarse con quienes quieran. Es una campaña electoral y hay que sumar votos. Personalmente me decepciona la incoherencia de algunos que hasta hace poco definían a Lino Oviedo como fascista. Pero no es a eso a lo que me refiero.

Tienen derecho a ofrecer ministerios a cambio del voto útil. Es lo normal en una transacción política. Deja entrever que el programa propio puede ser sacrificado haciendo copy/paste con el del nuevo aliado. Pero, ¿a quién puede importarle eso en una campaña que no tuvo debate programático? Por supuesto que no es eso lo que critico.

Tienen derecho a creer que con este pacto ganarán votos. No tenían, de todos modos, otras opciones y ciertas sumas matemáticas parecen darles la razón. Me parece que la alianza es tardía, cupular, y con un partido electoralmente residual. Pero tampoco es eso de lo que quiero hablar.

Tienen derecho a tratar de convencernos de que, al hacerlo, estaban cumpliendo un deseo del general Oviedo. Dicen estar dispuestos a cualquier cosa con tal de evitar que un narcotraficante llegue al poder. Suena un poco falso que el general apruebe desde el Más Allá la defunción política del partido que fundó. Pero esas son cosas que se dicen, nomás luego, durante el proselitismo y yo no soy nadie para censurarlos.

A lo que no tienen derecho es a tratarnos de estúpidos. No tienen derecho a intentar hacernos creer que el escandaloso negociado con las tierras del Indert no forma parte de este acuerdo. Que es pura casualidad que referentes oviedistas se beneficien de una impresentable compra sobrefacturada. Que las irregularidades son invento de la prensa y que el arreglo político se hizo a cambio de nada.

No tienen derecho a decirnos a los que nos mostramos indignados ante el desparpajo con el que actúan que le hacemos el juego al candidato colorado. No pueden pedirnos que no nos asombremos, que nos quedemos mudos, ante su impúdico desprecio de las leyes, la justicia y la opinión pública.

No tienen derecho a extorsionarnos señalándonos como funcionales a la narcopolítica. No defendemos a Cartes. Últimamente de eso se encarga, al parecer, el señor Fahd Jamil. No tienen derecho a mezclarnos en eso ni a obligarnos a elegir un mal menor. No tienen derecho a pedirnos que pongamos cara de disimulo porque los otros son supuestamente peores.

Y, por último, no tienen derecho a seguir considerándose diferentes de los colorados. Deben convencernos con otros argumentos. Si actúan del mismo modo, si desprecian la ética y la coherencia, si recurren a la corrupción para ganar votos, es que son iguales. Con colores diferentes, pero el mismo olor. No deberían pensar que somos tan estúpidos como para pensar que no nos damos cuenta. Definitivamente, ese derecho no lo tienen.