Tanto el presidente de la República, como sus principales colaboradores ya están posicionados en sus respectivos cargos y ya no pueden alegar que apenas se están enterando de las cosas, por lo que ya no hay lugar para la toma de decisiones apropiadas.
Una de las determinaciones presidenciales que incomodó a la ciudadanía fue la designación de ciertas autoridades en las binacionales como pago de favores políticos.
Los cambios o ajustes en las operaciones del grupo especial de combate a la delincuencia denominado Lince, fue otro de los hechos que llamaron la atención de la gente y generó la inquietud de la población, porque apenas los voceros oficiales anunciaron ciertas medidas se notó un bajón en las operaciones de los Linces y rápidamente los delincuentes volvieron a tomar las calles.
El cambio de la Embajada paraguaya de Jerusalén a Tel Aviv, también alteró el animo de un sector de la población al ver que se estaba generando un distanciamiento entre Paraguay y el Gobierno de Israel, un aliado de años de la nación paraguaya. Aparentemente, el actual Gobierno quiere tantear ventajas con los países árabes.
Si bien es un problema de vieja data, el contrabando sigue siendo un problema que hasta ahora los sucesivos gobiernos no han podido solucionar. Desde la UIP lanzaron su voz de alerta por el hecho de que autoridades políticas, cercanas al régimen actual, están abogando para que se relajen los controles en las fronteras para permitir el ingreso de productos de forma ilegal. Ahora el Gobierno anuncia una nueva estrategia, que se espera responda a la expectativa de los empresarios.
A todos estos hechos, en las últimas dos semanas se sumó el aumento del precio de los combustibles, que impacta en los sectores de la producción y en el costo del pasaje.
El Ejecutivo ahora está en una dura encrucijada, pues al aumentar el costo del diésel, automáticamente sube el costo del pasaje y deberá decidir si asume el costo y aumenta el subsidio estatal al boleto o si autoriza una suba del pasaje en torno a los 200 guaraníes.
Si aumenta el subsidio, el Tesoro deberá conseguir más fondos y si aumenta el pasaje, los usuarios no tardarán en lanzar duras críticas a la decisión presidencial y el desencanto puede ir en aumento.