16 abr. 2024

¿En quién confiar en tiempos tan inciertos?

Luis Carlos Irala

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Los casos de coronavirus cada día va en aumento en el país.

Foto: Gentileza.

Momentos como el que vive el país nos inducen a buscar personas, profesionales, instituciones o gobernantes en quienes confiar en medio de tanta incertidumbre sanitaria, económica y emocional.

La acelerada expansión de contagios por coronavirus pone a prueba la capacidad de los médicos, enfermeros, paramédicos, empresas proveedoras de medicamentos e insumos y, por sobre todo, pone a prueba la capacidad de las familias para hacer frente a los gastos que implica tener un internado.

En situaciones delicadas como estas la paciencia de cada uno entra a operar en su máxima capacidad; de lo contrario, entraríamos en un descontrol y desesperanza que solo sumarían más complicaciones al delicado escenario que viven el país y el mundo entero.

A más de un año de la pandemia ya hemos escuchado tantas versiones, criterios médicos dispares, estudios que se contradicen y también hemos recibido a través de las redes sociales las distintas recetas para hacer frente al virus.

A veces las propuestas son tan contradictorias. Aparecen dos opciones y se hace difícil saber qué camino tomar y aumenta la desconfianza al no haber un criterio único para enfrentar al Covid-19.

Uno de los casos contradictorios que se instalaron gira en torno al uso de la ivermectina como medicina preventiva de la enfermedad. Si bien es utilizada oficialmente como antiparasitario, hay quien resalta también su capacidad antiviral y, por lo tanto, indican su consumo; en tanto que otros se muestran totalmente en contra de su utilización.

Al principio de la pandemia también se utilizó la hidroxicloroquina como medicamento para tratar a los infectados por Covid; hoy día ya prácticamente nadie se acuerda de este medicamento.

Evidentemente al tratarse de una nueva enfermedad no se tiene una medicación exacta para un tratamiento y se están realizando estudios acerca de cuál sería la medicación más acertada.

Ahora mismo está en debate la aplicación de las vacunas. Algunos organismos de un determinado país aprueban la utilización, en tanto que otros la rechazan y es entonces cuando se genera esa duda de si se puede o no utilizar al existir criterios opuestos.

En el caso particular de Paraguay, se desató un fuerte debate en torno a la suspensión de la aplicación de la vacuna de AstraZeneca.

En principio, las autoridades sanitarias del Gobierno dijeron que las mismas eran seguras y que podían ser aplicadas sin inconvenientes; sin embargo, ahora suspendieron su utilización generando una incertidumbre sobre las personas que ya se aplicaron.

A medida que avanzamos surgen más dudas y cuestionamientos en torno al virus, incluso sobre su origen mismo.

Mientras se fortalece la confusión instalada en torno al virus y sobre el tratamiento de las personas infectadas, uno busca en quién confiar, dónde encontrar una respuesta positiva, alguien que dé una luz de esperanza y que pronto terminará.

Lo cierto es que ni los científicos más connotados tienen aún una respuesta única a todos los interrogantes. Cuando pareciera que ya se encontró una salida, surgen nuevos inconvenientes.

Esta falta de confianza afecta las actividades económicas. Muchos negocios hoy día están totalmente parados, sin posibilidad de hacer frente a sus compromisos. Incluso, los analistas económicos ya avizoran que la economía del país crecerá menos de lo esperado inicialmente. Los ingresos de muchas familias se pueden ver disminuidos y el riesgo de caer en la pobreza aumenta.

En situaciones tan confusas y cambiantes uno necesita creer en alguien. Esto se está viendo en los hospitales diariamente.

Las personas montan altares, llevan imágenes, rezan, cantan en busca de una respuesta sobrenatural. Evidentemente cuando la capacidad del hombre llega a su límite uno busca su origen, a su Creador.

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