También se instalaron en terrenos colindantes, donde fundaron asentamientos a los que dieron los nombres de Villa Rodríguez y Nueva Esperanza.
Pasadas las 6.00 de ayer llegó al lugar un imponente contingente de policías, que superaban los 2.000 agentes, muchos de ellos empuñando fusiles de grueso calibre y cubriéndose el rostro con turbantes, como si se tratara de un operativo comando, para enfrentarse con peligrosos delincuentes.
Acompañados con carros hidrantes, comenzaron a derribar las precarias casas que se construyeron en el terreno de ocho hectáreas, que empezó a ser ocupado en mayo del año pasado.
Los fiscales Francisco Torres y Néstor Cañete encabezaron el procedimiento. Cañete afirmó que los ocupantes se retiraron de forma pacífica del lugar.