En nuestro sistema democrático, en lenta y complicada construcción (y por momentos, en destrucción) el conocer a los candidatos a cualquier puesto público, electo directamente o no, es sumamente importante. Conocer quién es, sus propuestas, su equipo de trabajo y su horizonte de logros. Es atractivo discutir quien puede ser mejor, como nos afectará e intercambiar lo que sabemos de sus fortalezas, debilidades, pecados y éxitos.
Debemos estar atentos a que no nos vengan de vuelta con el viejo truco de distraernos con nombres, polémicas y opiniones, y el ida y vuelta de alianzas, divisiones, y composición de listas mientras que lo más importante es cuál será la calidad del Parlamento, de los equipos de trabajo y por encima de todo cuáles son las propuestas de políticas de Estado que vayan más allá de un periodo presidencial.
Notablemente un presidente no puede reelegirse y los miembros del Parlamento pueden, en algunos casos hasta ser prácticamente vitalicios, algunos porque se les vota y otros porque han logrado dominar la ciencia y el truco de la lista y se las arreglan para estar en el bote salvavidas. Esto no es necesariamente un defecto del modelo, tiene su explicación y su utilidad. El mayor inconveniente con todas estas estructuras es que parten de que la persona se comportará siempre correctamente en lo legal, moral y ético. El modelo asume que, si fuera necesario, la persona recordará su juramento y promesas, se abstendrá de votar, pedirá permisos, disculpas, hará renuncias, devolverá lo que obtuvo mal, y se someterá a procesos judiciales y ante la opinión publica mediante la debida transparencia y rendición de cuentas. La experiencia nos ha mostrado que ello no ocurre frecuentemente y es una de las razones por las cuales podemos tener leyes y no justicia.
Por ello, aplaudimos a las personas que además de presentarse también exponen sus planes, equipos, y sobre todo sus políticas respaldadas por sus partidos u organizaciones. El debate de ideas es necesario y el marcar objetivos a largo plazo, sin olvidar las urgencias cotidianas, es mandatorio.
Por ejemplo, suele hablarse de generar puestos de trabajo u oportunidades. No solemos hablar mucho de cómo lograr que los emprendedores o cuentapropistas cobren sus facturas mucho más rápidamente y con menos complicaciones que las innumerables tretas administrativas y burocráticas que hemos construido para dilatar compromisos sobre las espaldas de los que tienen menos y que justamente dan trabajo en las condiciones más precarias.
En un mundo cambiante y desafiante pidamos al Señor que nos ilumine para que tengamos discernimiento de las mejores decisiones y principalmente para que actuemos rectamente y con coraje lo antes posible.