El 12 de octubre de 1811, Buenos Aires reconoció la Independencia del Paraguay, por el tratado firmado por los representantes porteños, Manuel Belgrano y Anastasio Echevarría, y la Junta Gubernativa de Asunción. <br>La Junta, presidida por Fulgencio Yegros, celebró la firma del tratado con un bando que decía: “Los hijos de Buenos Aires son y deben reputarse del Paraguay, y los hijos de esta provincia son y deben también mostrarse como patricios de Buenos Aires. Serán nuestros enemigos todos los que se declaren contra aquel pueblo amigo y aliado; y Buenos Aires se sacrificará también a fin de perseguir y exterminar a los que se declaren enemigos nuestros”. <br>Sobre el alcance del tratado del 12 de octubre dijo Carlos Antonio López, varias décadas después: “Llegaron, pues, los enviados [Belgrano y Echevarría]. Entonces se abrieron las negociaciones y se concluyó el tratado del 12 de octubre de 1811, en el cual quedó ratificada expresa y formalmente la Independencia del Paraguay”. Carlos A. López recalcaba que, treinta años después de firmado aquel tratado, y sin haberlo repudiado nunca, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, decidió desconocer la Independencia del Paraguay.<br> <br>La actitud de Rosas, sin embargo, no invalidó la importancia del tratado de octubre, cuyos antecedentes se encuentran en la invasión del Paraguay por Manuel Belgrano en 1810. Vencido en Paraguarí (enero de 1811) y luego en Tacuarí (marzo de 1811) por los paraguayos, Belgrano inició conversaciones con Cabañas, uno de los victoriosos jefes locales. De las conversaciones salió un borrador de tratado entre Buenos Aires y el Paraguay, donde se leía: “Habrá desde hoy paz, unión, entera confianza, franco y liberal comercio de todos los frutos de la provincia, incluso del tabaco con las del Río de la Plata, y particularmente con la capital Buenos Aires”. Esto resultaba muy curioso, porque el Paraguay, todavía dependiente de España, no podía firmar la paz con una provincia rebelde como Buenos Aires, y menos podía hacerlo un subordinado del gobernador Velasco. Dentro del sistema colonial español, por otra parte, no existía la libertad de comercio. Por el artículo 2, el Paraguay se comprometía a enviar un representante al Congreso convocado por la Junta de Buenos Aires, en el cual el Paraguay no debía participar como provincia fiel a España. El artículo 3 resulta aún más notable: “Elegido el diputado, deberá la ciudad de la Asunción formar su Junta [...], siendo su Presidente el gobernador don Bernardo de Velasco”. Eso equivalía a destituir a Velasco y dejarlo como figurón en un gobierno revolucionario -precisamente lo que se hizo al formarse el Triunvirato asunceno, en mayo de 1811.<br>Obviamente, Velasco no ratificó el borrador de tratado suscrito por Cabañas, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles para parar la revolución de mayo de 1811. En junio de 1811, un Congreso popular formó la Junta integrada por Fulgencio Yegros (presidente), Fernando de la Mora, Francisco Bogarín, Pedro Juan Caballero y José G. Rodríguez de Francia. Además de formar la Junta, ese Congreso ratificó lo pactado entre los jefes paraguayos y porteños en Tacuarí. <br>En efecto, en Tacuarí se habló de “paz, unión, entera confianza”, el Congreso resolvió tener “amistad, buena armonía y correspondencia con la Ciudad de Buenos Ayres”. En Tacuarí se optó por el “franco y liberal comercio"; en Asunción, por abolir los impuestos y monopolios coloniales. La participación paraguaya en el Congreso constituyente de Buenos Aires también se ratificó en el Congreso de junio, que decidió enviar como representante a Rodríguez de Francia. Estas resoluciones del Congreso, aceptadas por Buenos Aires, formaron la base del tratado del 12 de octubre, que reconoció la Independencia paraguaya. Las desavenencias posteriores ya no pueden abordarse en la brevedad de este escrito.<br>Ese año, la Argentina, por medio de sus enviados, Manuel Belgrano y Anastasio Echevarría, reconoció la Independencia paraguaya.<br>Guido RodríguezAlcalá<br>Escritor y periodista<br> <br>Historia<br>