El teatrista Agustín Núñez cumple este año cinco décadas de vida profesional continua, “donde el teatro, la actuación, el cine y la televisión ocuparon un espacio muy importante”, dice el fundador del centro de investigación teatral El Estudio.
El Estudio, a su vez, cumple 25 años y es hasta el momento la primera escuela que ofrece la carrera de dirección para teatro a nivel profesional reconocida por el MEC, lo mismo que la de actuación para cine y tevé, y actuación para adultos mayores.
Núñez repasa en esta entrevista momentos memorables de su carrera, como la primera obra profesional en la que actuó. “Fui invitado por Víctor Prandi, en el Municipal. Compartí escena con grandes actores de la talla del mismo Prandi, Bruno Ettiene, Arturo De Los Ríos, Irma Achar y otros”, recuerda el dramaturgo, que lleva dirigidas más de 200 obras de teatro.
Núñez también trabajó en diversos guiones, entre ellos, la serie televisiva La disputa, de 4 capítulos, el primero en ser dramatizado en Paraguay. Así también dirigió y produjo La herencia de Caín, en la que abordó temas de sectores olvidados de la sociedad, y dirigió el largometraje Santificar lo profano, presentado en el país, Brasil y España.
En lo referente a la dramaturgia, en varias ocasiones dictó cursos y talleres, además dirigió en países como Estados Unidos, Francia, Brasil, Colombia, Alemania, Argentina, España, Aruba y Honduras.
Consultado acerca de qué le ayudó a impulsar su carrera, reflexiona: “Un factor preponderante fue el encontrarme con personas que incidieron positivamente en mi formación”, afirma el ex integrante y fundador del grupo de teatro Tiempo Ovillo en la década del 70. Además, subraya el apoyo de su madre, quien ejecutaba el piano y pintaba; “Siempre me apoyó en el camino artístico”, dice.
INFLUENCIAS. Entre las diversas personas que influyeron en su carrera, destaca al maestro de teatro Marcio Sgreccia. “Él marca un momento importante de luz, para mí y para Tiempo Ovillo. Sgreccia me hizo ver que el teatro y la vida van juntos y que pueden llegar a un nivel sagrado. Fue mi mentor en el Conservatorio de Teatro de Río de Janeiro, donde fui varias veces a tomar cursos”, señala el arquitecto y actor, y agrega que con Tiempo Ovillo en los inicios de los 70 rompieron el espacio escénico convencional “para actuar inmersos en el espacio del público”.
Otra persona que marcó significativamente en su vida fue Ricardo Migliorisi, “uno de los artistas más completos del país”, asegura. Los artistas fueron compañeros de secundaria, universidad y en Tiempo Ovillo. “Es mi hermano y cómplice en grandes hazañas artísticas”, apunta.
En Colombia, tomó un taller intensivo con Alwin Nikolais, alumno de Isadora Duncan, una de las más grandes innovadoras de la danza moderna. “Logró provocar en mí un golpe de luz que hizo girar mi mirada hacia la libertad y plenitud como fuente importante en la escena”.
Otra persona que le marcó fue Gregory Dark (Royal Shakespeare Company), con quien tomó un curso intensivo sobre Shakespeare y la atemporalidad de su obra.
EL REGRESO. Tras dos décadas fuera del Paraguay, Agustín Núñez retorna y se reincorpora al ámbito artístico. Una de las primeras acciones importantes que realizó al volver fue la de promover la venida de María Horne, para trabajar con alumnos del Instituto Municipal de Arte y de El Estudio.
“Nos habló del método Strasberg. Quienes tuvimos el privilegio de estar cerca de ella, siempre recordaremos su enseñanza. Ella fue una de las maestras que conocí en Estados Unidos”, apunta.
A Augusto Roa Bastos lo considera un padre intelectual. “Me enseñó a leer la vida y me permitió el estreno mundial de varias de sus obras”, dice, entre ellas, Yo el Supremo, además de una de las más exitosas del teatro como Hijo de Hombre, El trueno entre las hojas y una que hice con base en las conversaciones que tuve con él, uniendo Madama Sui y Contravida, la que llamé Manorá”, cuenta Agustín.
CONSEJOS. Para Núñez es crucial que un alumno sea humilde para así progresar. “Ser humilde permite crecer. Hay que erradicar la soberbia, principal enemigo del actor; cuidar no caer en actitudes egoístas y vanidosas en demasía”, remarca.