28 mar. 2024

El talento que desperdiciamos

El interesante informe publicado por el BID, Cerrando Brechas de Género en el Cono Sur, un Potencial de Crecimiento Desaprovechado, revela que a pesar de los avances las mujeres de nuestra región continúan rezagadas con respecto a los hombres en términos de participación en el mercado laboral, solo el 49% de ellas trabaja, tienen más horas de trabajo, menos ingresos, y dedican tres veces más horas por semana a actividades laborales no remuneradas que sus pares masculinos.

Recurrí a los datos de la encuesta de hogares 2021 sobre la situación de la mujer en el Paraguay publicados en “Muni Py” en febrero del 2022, “la mujer paraguaya estudia más que el hombre, pero tiene un tercio menos de empleo y gana 15% menos” para aterrizar en nuestra realidad.

Un rápido resumen nos muestra que las mujeres son mejores educadas (son mujeres el 62% de los egresados de carreras de grado y el 60% en carreras de posgrado), pero menos empleadas (solo el 54% están empleadas frente al 80% de los hombres, en empleos menos remunerados y más informales) son más emprendedoras (el 31% son trabajadoras por cuenta propia), pero ganan menos, (entre el 15% y el 30% menos que los hombres). Y ocupan solo el 37% de los cargos directivos.

Esta situación me lleva a proponer una reflexión sobre cuál es nuestro rol desde el sector privado para cambiar esta situación y por qué deberíamos involucrarnos decididamente.

Como tomadores de decisiones y definidores de políticas de empleo en nuestras organizaciones, somos contratantes importantes y proveedores de condiciones de trabajo digno, al mismo tiempo que demandantes de talento productivo y eficiente que genera progreso en las empresas con importante efecto multiplicador en la sociedad toda.

Favorecer una mayor inclusión de las mujeres a los trabajos de mejor calidad y paga es sin duda una estrategia de múltiple valor.

Si consideramos que en nuestro país el 39% de los hogares tienen mujeres como cabezas de familia, y solo la mitad de ellas están empleadas en trabajos dignos, como sociedad nos estamos negando a nosotros mismos el aprovechamiento del otro 50% del talento disponible.

Al proporcionar seguridad salarial y social a las mujeres estamos contribuyendo a la estabilidad de los hogares paraguayos, que redundará en mercados dinámicos, sociedades más seguras y futuro talento formado y bien cuidado.

Y, además, los estudios demuestran que en nuestro país las mujeres aventajan a los hombres en cantidad de años y nivel de escolaridad, con mejores notas, buscan mayor estabilidad en el trabajo y se comprometen más debido a su alta responsabilidad familiar, que les hace valorar mejor los beneficios de pertenecer a una organización formal.

Muchas ventajas, ¿verdad? ¿las estás aprovechando?