06 may. 2025

El secreto de Jesús

El secreto de Jesús. Hoy meditamos el evangelio según San Marcos 1:21,28.

“¡Cállate, y sal de él!”. El Señor responde con estas fuertes palabras a un endemoniado que lo había reconocido como el Santo de Dios. Meditemos sobre este “secreto” que Jesús no quiere dar a conocer y cuál es el motivo profundo que lo impulsa a imponer el silencio.

Jesús se encuentra en Cafarnaúm predicando y realizando milagros. Vemos aquí que el mensaje que ha venido a traer se presenta con una fuerza sorprendente, tanto que el Señor se convierte rápidamente en una personalidad famosa, dejando estupefactos a quienes lo ven y oyen.

En esta ocasión, le traen un endemoniado que reconociendo inmediatamente que Jesús es el Santo de Dios, recibe como respuesta unas palabras tajantes del Señor: Calla y sal de él.

A lo largo del evangelio de San Marcos volveremos a encontrarnos con que Jesús quiere que se guarde el secreto sobre su verdadera identidad (cf. Mc. 1, 25.34.44; 3,12; 5,43; 7, 24.36; 8, 26.30; 9,9).

¿Cuál era la intención de Jesús al imponer este silencio?

Podemos entenderlo si consideramos que el diablo desde el primer momento intenta desviar a Jesús hacia la lógica humana de obtener el éxito a través de la fuerza y del espectáculo, mientras que el Señor sabe que el sufrimiento y la humillación de la cruz son parte fundamental de su misión.

Jesús no se deja vencer por la tentación del camino fácil. Sabe que si quiere vencer al diablo es preciso no distraerse con las flores del camino e ir directamente al encuentro de las tinieblas del sufrimiento y de la muerte, para mostrarnos que aun en esas circunstancias adversas, la luz de Dios continúa presente y no nos abandona.

Hoy día, el demonio sigue actuando del mismo modo e intenta por todos los medios distraernos de la vocación a la que el Señor nos ha llamado. Una vez más, Jesús nos enseña que no se debe dialogar con la tentación, sino cortar con un decidido ¡cállate! cuando sea necesario.

(Frases extractadas de https://opusdei.org/es/gospel/evangelio-feria-iii-primera-semana-tiempo-ordinario/)