Por Andrés Colmán Gutiérrez- @andrescolman
No debe haber un homenaje mejor para un gran músico y poeta que las palabras convertidas en poemas por otro gran artista.
Es el caso de un poco difundido poema que el recordado cantautor Maneco Galeano le escribió a su amigo, Jorge Garbett, fallecido sorpresivamente este domingo 11 de octubre, cuya temprana desaparición ha causado una honda consternación en el ambiente artístico.
Considerado como uno de los fundadores del Movimiento del Nuevo Cancionero Popular Paraguayo, junto a Félix Roberto Maneco Galeano, Jorge Krauch, Víctor Pato Brítez, Mito Sequera, José Antonio Galeano, entre otros, Jorge Garbett se unió al grupo Sembrador desde sus inicios, en 1974, hasta el día de su fallecimiento, y fue su director musical durante la mayor parte del tiempo.
En esa época (mediados de los 70), Jorge Garbett, tras haber compuesto varias canciones con Maneco, como Ella es así, Se le quiere y Lluvia, decide ausentarse por unos años para culminar sus estudios de música en Río de Janeiro, Brasil.
Es en esta época cuando, sintiendo la ausencia de su gran amigo y compañero de causa, Maneco Galeano, le escribe y dedica el poema De carne, hueso y música.
La función social del artista
El propio Maneco Galeano, en una grabación casera que se conserva, lo cuenta: “Conocida la noticia de que Jorge viajaba a Río de Janeiro, el sentimiento o la sensación fue un poco de alegría triste, o de tristeza alegre, porque por un lado se nos desprendía un compañero, por un tiempo, es cierto, pero un largo tiempo, y por el otro sabíamos que íbamos a ganar un director de orquesta. Fue entonces que surgieron estos versos”.
Maneco Galeano falleció más prematuramente, el 9 de diciembre de 1980, a la edad de 35 años, víctima de un cáncer de pulmón. Pero el celebrado autor de canciones como Soy de la Chacarita, La Chuchi o Despertar, dejó una amplia y rica obra artística, dentro de la que el poema que, varios años después, puede ser leída no solo como el mejor homenaje a Jorge Garbett, retratándolo en esencia, sino como una evaluación –proyectada en el futuro- de lo que fue el movimiento del Nuevo Cancionero.
“Ya le ganamos al miedo por vergüenza y respondimos con música al que ofende”, sintetiza Maneco, englobando el espíritu de todos los creadores de la llamada canción social.
Respondiendo a las críticas de voceros de la dictadura stronista, que los acusaban de cantar solo “cosas negativas” y ser “unos amargados”, Maneco escribe: “No se ha de decir jamás que el compromiso, se diluyó en las vanas amarguras”.
Y refiriéndose concretamente a Jorge Garbett, le dice: “Por el contrario, del dolor sacó sus fuerzas, y para muestra estás vos y tu entereza”.
Jorge Garbett murió sorpresivamente este domingo 11, víctima de un paro cardiaco, cuando se preparaba para conducir su programa radial dominical en la emisora Radio Mil. El sepelio se realiza este martes, a las 15.00, en el Parque Serenidad de Villa Elisa.
En algún lugar, Jorge y Maneco se habrán reencontrado nuevamente, al igual que otros artistas que formaron parte o apoyaron el Nuevo Cancionero, ya desaparecidos, como César Cataldo, Oscar Cardozo Ocampo y Agustín Barboza.