“Se trata de una norma histórica que elimina obstáculos e impedimentos”, reaccionó monseñor Charles Scicluna, secretario general adjunto para la Congregación de la Fe y considerado el mayor experto de pederastia en el Vaticano.
El Papa entierra el secreto pontificio para estos casos con una normativa de cinco artículos titulada Instrucción sobre la reserva de las causas.
Francisco advierte que “no se puede imponer ninguna obligación de silencio sobre hechos encausados al denunciante, a la persona que afirma que fue perjudicada y a los testigos”.
FIN DEL SILENCIO. Al terminar con la ley del silencio que reinó por décadas frente a la pederastia de los curas, el Papa argentino se compromete también a dar la “debida información a la víctima y a las comunidades afectadas”, explicó por su parte Andrea Tornielli, director editorial del Vaticano.
El “secreto pontificio” se refiere a la confidencialidad en el manejo judicial de los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y otros delitos graves de este tipo. La ley no afecta al “secreto de confesión”, que sigue vigente, explicó Tornielli.
“Por ejemplo, por los impedimentos que existían hasta ahora, la víctima no tenía la oportunidad de conocer la sentencia que siguió a su denuncia, porque existía el secreto pontificio”, añadió.
El obispo español Juan Ignacio Arrieta, secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, explicó que la eliminación del secreto pontificio en los casos de delitos de abusos sexuales no supone un menoscabo al secreto de confesión.
“No tiene ningún tipo de colisión con el deber absoluto de observar el sello sacramental, que es una obligación impuesta al sacerdote en razón de la posición que ocupa en la administración del sacramento de la confesión, y de la cual ni siquiera el penitente podría liberarse”, escribió.
La norma, que entrará en vigor inmediatamente, facilita la colaboración concreta con los estados donde hay mandatos judiciales, precisó.