“Cuando mapeamos la composición del Congreso Nacional, tanto senadores como diputados, vimos que sería imposible administrar eficientemente el Estado fuera de un acuerdo con los sectores políticos con representación parlamentaria. Estaba programado utilizar el Congreso Nacional con esos poderes constitucionales para entorpecer los proyectos del Ejecutivo y, en corto tiempo, desplazar al presidente y al vice vía juicio político. Presuntamente, se apostaba a limitar los poderes presidenciales. Debíamos desmontar ese perverso proyecto político del que también formaba parte un sector que se autoproclamaba partidario de la reconciliación entre los colorados, pero que en rigor buscaba satisfacer apetitos personales, mezquinos y egoístas por medio de esquemas y soluciones ya superadas por completo, obsoletas, partes de un pasado más digno de olvidar que de reivindicar”, señala en sus memorias.
En este apartado, Wasmosy cuenta los orígenes del pacto, y quiénes fueron los artífices de un acuerdo que dio mucho que hablar en aquel entonces. En su libro, destaca que el acuerdo no solo contemplaba dar cargos de poder a opositores, sino también negociar una política económica, para frenar la aplicación de medidas tipo privatizaciones y desregulación de las actividades económicas.
Sostuvo que mediante el pacto de gobernabilidad, se tuvo a la mejor Corte Suprema de Justicia, la mejor Justicia Electoral, se puso fin al largo protagonismo político militar, y otros.
“¿Cometimos errores? Tal vez sí. ¿Dejamos de hacer muchas cosas?, también es probable que sí. Pero lo que está fuera de debate es que nos empeñamos en resolver, como estadistas, de la mejor manera, los desafíos ante los que nos colocó la historia del país en ese delicado momento”, señala Wasmosy en su libro.
“Claro que pudo hacerse más, en teoría, pero el desarrollo histórico concreto nunca queda atrapado en ideales, muchas veces ingenuos, que no pasan de buenas intenciones”, reflexiona el ex presidente.