¿Ha llegado finalmente ese momento crítico en el que la olla a presión está en un punto de ebullición tal que un país debe dar el golpe de timón a pesar de las duras consecuencias? ¿Están preparadas las clases dirigentes, las élites políticas y económicas y la sociedad en general para dar ese paso trascendental antes de que esto se convierta en un Estado fallido por la narcopolítica y la avanzada africanización por la pobreza y la desigualdad?
Los acontecimientos que se viven en forma vertiginosa estos días muestran en forma descarnada como nunca antes que el cuerpo institucional está putrefacto. Hay áreas sanas, pero, ¿son suficientes para dar batalla?
A mediados de mes, impactaba el Operativo Turf en el coqueto y exclusivo Paraná Country Club de Hernandarias, que finalizó con un blúper ya que el narcotraficante más buscado del Brasil, Lindomar Reges Furtado, se escapó gracias al apoyo logístico de los guardias del barrio cerrado y en las narices de la Policía, mientras en Brasil era detenido Marcos Vinicius Espíndola. La sociedad veía espantada cómo estos personajes se movían por el país gracias a sus relaciones políticas y la corrupción de los órganos de seguridad. En el contexto de la disputa política colorada, los datos iban y venían y golpeaban a unos y otros con la misma intensidad. “Lindomar huyó en un auto de una funcionaria de la tabacalera de Cartes”, “Jussara Cabral, la esposa de Marcos, es accionista de Tabesa”. Los datos arrinconaron al cartismo, que luego dio un golpe letal al mostrar fotos del ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, con Marcos Vinicius, quien pretendía convertirse en proveedor del Estado. Pero el tema que tumbó a Giuzzio fue haber usado la camioneta del narcotraficante al retornar de sus vacaciones del Brasil. Su balbuceante explicación no convenció a nadie y salió del Gobierno con el peor mote: “ministro destituido por sus vínculos con el narcotráfico”. Un antecedente que desvanece toda posibilidad de retornar a la vida pública.
Las bombas explotaron en el patio del cartismo como del oficialismo para reforzar ya no las sospechas, sino la constatación de los vínculos políticos con las mafias.
A ULTRANZA. El martes arrancó la mayor operación contra el crimen organizado y lavado de dinero en el país. El resumen oficial señala la ejecución de más 100 allanamientos aún en curso, con el objetivo de detener a 43 personas, de las cuales ya fueron arrestadas siete, y con unos USD 100 millones en bienes incautados. El operativo de la Senad y el Ministerio Público continúa en forma vertiginosa con la colaboración de la DEA de Estados Unidos, la Europol y la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas de Uruguay. Son impactantes las imágenes de los bienes incautados: yates de 4 millones de dólares, autos deportivos, estancias suntuosas, miles de cabezas de ganado, residencias espectaculares. Los protagonistas son cuasicómicos, especialmente el pastor Insfrán y sus familiares, entre ellos el pastor Édgar Cabral, que hacen ostentación vulgar y escandalosa que supera cualquier ficción.
Y una vez más los vínculos políticos. Aparecen fotos del presidente Mario Abdo y del vicepresidente Velázquez con el pastor Insfrán (uno de los cerebros del lavado de dinero, prófugo de la justicia), del ex presidente Cartes con Claudecir da Silveira, cuya estancia fue allanada; Jon Von Zastrow, suegro del senador cartista Sergio Godoy; y las relaciones que tejió el supuesto narcotraficante Alberto Koube Ayala cuyas empresas proveen al Estado. He aquí la parte más delicada y comprometedora de la historia que provocó la estrepitosa caída de otro ministro: el de Emergencia. Joaquín Roa afirma que adquirió de Koube un yate evaluado en 400 mil dólares gracias a un préstamo de 150 mil dólares que le dio el banco Basa, de la familia Cartes. Su última declaración jurada de 2014 señala un casi austero patrimonio de G. 1.250 millones. Koube ganó la licitación de fletes en la SEN y esa fue la gota que colmó el vaso y hundió a Roa en las profundas aguas de la sospecha.
Un personaje importante del engranaje es el diputado oficialista Juan Carlos Ozorio. Aparece en todo momento con el pastor Insfrán, que le habría prometido apoyar su candidatura al Senado. Aparte de sus aparatosos desmayos en los cultos, ¿cuál es el rol de diputado en este engranaje?
El fútbol, un área sospechada para el mundo del lavado, también aparece en este operativo. El uruguayo Sebastián Marcet Cabrera, considerado una figura clave del esquema, jugó en el Deportivo Capiatá. En este capítulo aparece el nombre del diputado colorado Erico Galeano. Empresario y ex presidente del club, es precandidato a la gobernación de Horacio Cartes. En el allanamiento de ayer en lujosas residencias en Altos, vinculadas a Miguel Insfrán, apareció una factura de la ANDE a nombre del diputado “cartista”.
Christian D’Ecclesiis, hermano del diputado oficialista, aparece en el documento de constitución de la firma Grupo Tapyracuai, de Koube. Dice que ahora ya no pertenece al grupo empresarial.
En otros operativos antidrogas que se realizan simultáneamente, aparecen concejales y candidatos colorados como responsables de la carga. La narcopolítica ha permeado todo.
Las bombas de este operativo internacional han caído nuevamente en el patio del cartismo y del oficialismo para reforzar ya no las sospechas, sino la constatación de los vínculos políticos con las mafias.
El cinismo como respuesta ya no es suficiente. Ya no pueden fingir demencia con la complicidad con las mafias.
El presidente Mario Abdo Benítez dijo que están dando la batalla más dura en la historia contra el crimen organizado.” ¿Por qué antes no caían los que caen ahora? Estoy orgulloso de que mis contrarios sean aquellos que están destruyendo a nuestro país”, dijo. Pero ante tanta putrefacción institucional, la pregunta es hasta dónde presionará y si estos operativos llegarán a la cima para descabezar a los padrinos políticos del narcotráfico y del lavado de dinero.
En una sociedad que ha normalizado la convivencia con la corrupción, los narcotraficantes y lavadores de dinero, es difícil creer que los que se benefician de las rentas de este deleznable negocio renuncien por una cuestión de honor.
Esta guerra solo se ganará con la explosión del sistema que lo sustenta.
Es un operativo inevitable.