13 jun. 2025

El huevo de Pascua ya fue utilizado como símbolo en la Edad Media

Para la cristiandad –y los ortodoxos lo son– el Domingo de Pascua es una fiesta de júbilo. Y al tradicional cordero en la mesa –símbolo de pureza– se ha unido otro símbolo: el huevo de Pascua. Este constituye el signo de la resurrección, porque el huevo de Pascua ha tenido siempre una venerable historia, desde aquellos primeros cristianos que le consideraron como símbolo de la Resurrección de Jesús.
Según menciona la página web enciclopedia.com, en la Edad Media, cuando llegaba la Pascua los huevos se pintaban y tan coloridos objetos eran los presentes más preciados durante esos días, hasta el punto de que en el siglo XVII el papa Pablo V bendijo al humilde huevo en una plegaria, quizás para olvidar la prohibición decretada por la Iglesia en el siglo IX, de no consumirlos durante toda la cuaresma.

COSTUMBRE. La llegada de la Pascua suponía el levantamiento de la norma y el fervor por los huevos se desataba, tanto en la cocina como en los regalos entre familiares, amigos y sirvientes. Suponía desquitarse de la penitencia impuesta durante cuarenta y seis días. Era el festín del huevo porque este representaba el regocijo y la vuelta a la alegría. Como la conservación de los huevos durante la cuaresma era problemática –no había frigoríficos–, lo habitual era bañarlos en cera líquida. Así, la fina capa protectora que los cubría permitía mantenerlos más frescos. De ahí vino la costumbre de colorearlos y decorarlos con ceras.
Con el tiempo la Iglesia levantó el veto al huevo, lo que fortaleció la costumbre de celebrar la Pascua consumiéndolos y regalándolos; costumbre que perdura hasta hoy.