17 feb. 2025

“El dinero del narcotráfico tiene una capacidad destructiva muy grande”

Aunque lo suyo es la prevención y el tratamiento, el doctor Villalbí no duda en resaltar la capacidad corruptora y destructiva de las mafias del tráfico de drogas, hoy presentes en todas partes, reconoce.

Joan Ramón Villalbí, doctor en Medicina, máster en Salud Pública, y médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, vino a Paraguay en su calidad de delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, de España, para participar de la II Reunión de la Comisión Mixta de Cooperación Paraguayo-Hispana sobre Drogas, creada en 2003. Su permanencia en Paraguay fue la semana última. Intercambió información con la Secretaría Nacional Antidrogas y visitó el Centro Educativo Itauguá para adolescentes privados de libertad.

–¿Cuál es la política más efectiva hasta ahora comprobada para abordar el consumo de sustancias ilícitas, sin criminalizar?

–Perdón, hay que criminalizar y perseguir el tráfico, la producción y distribución. La oferta ha de ser perseguida. En España, los consumidores de drogas no se consideran criminales. El Código Penal no castiga la posesión y el consumo de pequeñas cantidades para el uso personal. Lo que se persigue es la producción, el tráfico, la distribución, y esto es un acuerdo mundial. En las Naciones Unidas, a través de la comisión que creó el Consejo Económico y Social acordaron que una serie de sustancias, que por su capacidad destructiva, deberían estar severamente controladas. Son sustancias fiscalizadas. Empezaron los opiáceos, incluyendo la heroína, la cocaína, y el cannabis y sus derivados, pero luego lo ampliaron a otras sustancias sicotrópicas, incluyendo medicamentos. Hay muchos medicamentos que años atrás se consumían de forma muy generalizada y que se comprobó que tenían capacidad adictiva y se ha ido restringiendo su prescripción y disponibilidad.

–¿Qué debería contemplar una política de Estado de combate a las drogas para que sus acciones tengan un enfoque integral y no meramente punitivo y la criminalización, como es la tendencia?

–Yo creo que hemos de comprender todos que en general las políticas nacionales hacia las drogas se derivan de dos grandes patas. Una son los tratados internacionales, pero también los tratados de derechos humanos. Entonces, tiene que existir un equilibrio, los países se esfuerzan por encontrar sus respuestas favorables considerando estas exigencias. El otro aspecto es la ciencia y el conocimiento. Hay cosas que la ciencia nos dice que son útiles y otras que no son tan útiles. Entonces todas las respuestas derivadas de la prevención y el tratamiento se han de basar en la ciencia y el conocimiento.

–¿Cuál es el papel de las instituciones sanitarias en cuanto a atención a los consumidores de drogas? Generalmente siempre hay quejas de que faltan recursos.

–Bueno, necesitamos estructuras capaces de atender a las personas que desarrollan una dependencia, una adicción. No todo el mundo que consumo droga desarrolla una dependencia. Nos pasa con el alcohol, que en el fondo es una droga, porque tiene capacidad de generar dependencia, pero muchas personas que se toman una cerveza con la cena, no desarrollan dependencia. Sin embargo, hay una proporción de personas que bebe cada día y acaba desarrollando dependencia. Y estas personas necesitan ayuda, ayuda médica, profesional, experta. Para cambiar no basta con la palmadita en la espalda o con decir esto es malo. Cuando tienes desarrollado este problema, necesitas más. Allí es donde el sistema sanitario necesita desarrollar una respuesta que pueda proporcionar ayuda mediante, recursos más especializados para una desintoxicación que puede hacerse en un hospital, como también en forma ambulatoria.

–¿Qué papel pueden cumplir en ese aspecto las municipalidades o gobiernos locales?

–Esto depende de cómo se organiza el país. Si las municipalidades tienen recursos y capacidad para responder, normalmente, los gobiernos locales, por estar más cerca de los problemas, se ponen las pilas e intentan buscar respuestas. Pero si no tienen capacidad y recursos es difícil que puedan hacerlo. En España en los años 80, cuando el problema de la heroína fue tan grande, las primeras respuestas vinieron de los municipios y de las organizaciones sin ánimo de lucro, constituidas muchas veces por familiares de las personas afectadas, que organizaron los primeros dispositivos de tratamiento. Y estos, al final, se integraron a la red general de atención a las drogasdependencias y en el sistema integral de salud.

–¿Cómo afrontar el poder del dinero proveniente del narcotráfico en una sociedad donde la mayoría no tiene atendidas sus necesidades básicas?

–El dinero y la corrupción nos afectan a todos, potencialmente. No se piense usted que tienen una maldición propia. En todos los países, el dinero del narcotráfico, que permite convertir un poco de dinero en muchísimo dinero, con unas pocas operaciones, tiene una capacidad destructiva muy grande y esto nos afecta a todos. En todos los países. hemos vivido situaciones complicadas.

Ahora mismo, países que son, para muchas personas el paradigma de la sociedad del bienestar, como los Países Bajos, Holanda, están sufriendo estragos de los narcotraficantes que han matado a periodistas, abogados, han hecho seguimientos a ministros, que han sido desbaratados por la policía, y han amenazado a la familia real. La capacidad corruptora y destructiva de las mafias del tráfico de drogas está presente en todas partes.

–Pero si no existen instituciones sólidas, esta es una amenaza mucho más difícil de afrontar, como pasa en los países latinoamericanos.

–Bueno, las instituciones son importantes para los países, por lo tanto, construir instituciones sólidas y tener un Estado sólido capaz de garantizar que no hay violencias y amenazas que no encuentran su respuesta civilizada, legal y organizada, es muy importante para todos.

–¿Hallaron avances, se replantearon enfoques en esta II Reunión de la Comisión Mixta de Cooperación?

–Bueno, en los temas relacionados con drogas y adicciones, muchas cosas son casi eternas. Nos preocupa controlar la oferta de drogas, o sea, la producción, el tráfico y la distribución, y también disminuir la demanda: centrarnos en la prevención, el tratamiento, la reinserción. Y estas son cosas que son siempre eternas. Lo que cambia es el mercado de la droga, el contexto internacional, y tenemos que ser capaces de responder ante ellos.

Un ejemplo: en los años 80, nosotros tuvimos en España un gravísimo problema con la heroína, una droga muy adictiva, muy destructiva, que empezó a llegar a nuestro país a finales de los años 70 y se convirtió en un problema muy grave. Conseguimos responder a la situación de forma razonable. Luego apareció la cocaína; en estos momentos esta es la droga ilícita por la que hay más peticiones de tratamiento.

En cambio, aquí, en Paraguay hay un problema vivo, desde hace años, que es el crac. En el Cono Sur es un problema muy grave, una droga muy destructiva para la que no tenemos tratamiento con fármacos, y la capacidad de asistencia tiene resultados relativamente limitados. En Europa ahora preocupa mucho la metanfetamina. La situación nos cambia constantemente, y a ustedes también. El problema es cuando las estructuras son muy limitadas para responder.


Entrevista a Joan Ramón Villalbí, delegado para el Plan Nacional sobre Drogas, de España

Hay que criminalizar y perseguir el tráfico, la producción y distribución de drogas. Perseguir la oferta.

Ahora, países que son el paradigma de la sociedad del bienestar, como Holanda, están sufriendo estragos de los narcotraficantes.

En Paraguay hay un problema vivo, desde hace años, que es el crac, droga para la que no tenemos tratamiento con fármacos.