29 mar. 2024

El Conde Drácula y la Guerra Fría

El Drácula de Christopher Lee fue el que más se proyectó durante los 35 años de stronismo en el Paraguay, pero el de Lederer había hecho muchos más méritos para ser el conde “oficial” del régimen anticomunista de Stroessner.

Por Mariano Damián Montero

Profesor de Historia e investigador

Las interpretaciones y reactualizaciones sobre el personaje de Drácula son infinitas, expresando cada una de ellas parte del contexto de producción, es decir, del ambiente político, social y cultural de su tiempo, muchas veces de una forma ajena a las intenciones de sus autores. De este modo, el libro original de Bram Stoker (1897) se puede interpretar como una representación del triunfo del capitalismo victoriano sobre los últimos vestigios de un orden feudal, representado en esos jóvenes ingleses burgueses destruyendo a Drácula, un noble poseedor de siervos. Incluso uno de sus personajes principales, Jonathan Harker, llega a los lejanos dominios del conde a bordo de uno de los símbolos del capitalismo triunfante: el ferrocarril.

Las continuas adaptaciones cinematográficas del personaje expresaban, en menor o mayor medida, algunas problemáticas de su tiempo. Así, Nosferatu (1922) nos exhibe imágenes inequívocas que remiten a la terrible pandemia de la gripe española y al conde como portador de un nuevo virus; y menos evidente y subjetivo, podemos ver en el clásico Drácula, de Browning (1931), efectos del crack de 1929 cuando un agente inmobiliario (Reinfeld) termina comiendo insectos en un manicomio. En Drácula A.D., de 1972, nos encontramos con un mensaje moralizante para la juventud —que años después retomarían los slashers como la saga de Friday the 13th— durante el gobierno conservador de Edward Heath: quien se droga o tiene sexo, muere. Finalmente, en Blacula (1972) nos encontramos con un conde esclavista, al que el protagonista se opone al principio de la cinta condensando todas las reivindicaciones de la comunidad afronorteamericana por los derechos civiles.

ANSIEDADES Y MIEDO

En 1958 se estrenó una versión que quedó en el olvido, tapada por el éxito del Drácula de Christopher Lee, del mismo año. Sin embargo, existe algo que posee The Return of Drácula, que no tiene la producción inglesa: las ansiedades y miedos presentes en la sociedad norteamericana de fines de los años cincuenta, aspecto que las producciones de terror clase B de aquellos años supieron plasmar, aun sin proponérselo.

Es la primera de las versiones que transcurre en el presente, es decir, en 1958, adelantándose así a las premisas de Drácula A.D. 1972 y al argumento del libro de Stephen King, Salem’s Lot (1975), sospechosamente parecido. Pero lo que hace a esta película particular es el mensaje explícito que a través de su guión se le ofrece a la juventud de Occidente, constituyéndose en un claro ejemplo de ideología en el séptimo arte.

La película está ambientada en el ficticio pueblo de Carleton, en la California de los años 50, donde llega el Conde Drácula después de haber asesinado y usurpado la identidad de un artista llamado Bellac Gordal, quien iba a viajar desde Europa para visitar a una prima lejana suya a quien no veía desde que era un niño. La familia, conformada por una madre viuda, una hija adolescente y un niño pequeño, lo recibe pensando que se trata de su primo Bellac.

Al principio, una voz en off nos alerta: “De apariencia humana y porte distinguido, en realidad, se trata de un no muerto (…). Se alimenta de la sangre de personas inocentes, a las que convierte en seres como él, y así, extiende su dominio mortal por todo el mundo”. Palabras muy similares a las que se usaban para describir al comunismo. Pero los productores sintieron que tenían que ser más explícitos. Cuando el verdadero Bellac Gordal se preparaba para viajar a Estados Unidos, les decía a sus padres en la estación de tren: “Ahí en América seré bien recibido, pintaré la vida tal como la siento. Todo artista debe poder expresarse”. A lo que su padre, con rostro compungido, le responde: “Vas a ser como un americano más, qué suerte ser libre”. Bellac, con expresión más seria aún, cierra el diálogo: “Sí, es cierto”.

Más adelante, uno de sus perseguidores se hace pasar por un agente de migraciones y le solicita los papeles del ingreso al país a Bellac. Después de revisarlos, le dice: “Espero no haberlo importunado”, a lo que el conde responde: “No importa, en mi país estamos acostumbrados”, a lo que la guionista cierra el diálogo con un “sí, supongo que es la gran diferencia entre nuestros países, aquí no nos gusta investigar a la gente a menos que sea absolutamente necesario”.

ESTADO DE PARANOIA

Cuando el “Van Helsing” de la película le explica al sacerdote del pequeño pueblo los objetivos del conde, dice: “Se ha instalado aquí en esta ciudad, fingiendo ser un conocido de la familia, con el único propósito de asentar desde aquí sus nuevos dominios”. Nuevamente una clara referencia a la paranoia de la infiltración comunista.

No hay que olvidar que solo cuatro años antes (la película se rodó en 1957) ese estado de paranoia llevó a que la gran nación del Norte ejecutara al matrimonio Rosemberg en la silla eléctrica. Muchos especialistas remarcan que la figura del monstruo siempre regresa cuando la sociedad lo necesita, para expresar nuevos miedos y ansiedades, por lo que no fue casual que el famoso conde haya reaparecido en 1958, en Estados Unidos, siendo portador de un perfil comunista expresado de diferentes formas. Hipnotiza a la juventud, representada en su inocente sobrina, la corrompe.

A los monstruos de la Universal era fácil reconocerlos, no así a la nueva amenaza, los comunistas, una otredad que tiene apariencia humana, solo distinguibles por su carácter frío. Como en Invasion of the Body Snatchers (1956), la característica del invasor es la falta de sentimientos, usando el estereotipo del comunista frío y calculador.

Es curioso que, dieciocho años antes, en 1940, Francis Lederer, quien interpretó al conde (nacido en Praga, en 1899), había sido incluido en una lista de actores sospechosos de tener simpatías comunistas. Todavía faltaban más de diez años para el inicio de lo peor del macartismo, pero fue un llamado de atención. Ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses, declaró que creía “cien por ciento” en la forma de gobierno de los Estados Unidos y que se oponía a “toda doctrina que no sea americana”. Finalmente fue absuelto.

Quizá el escaso temple demostrado en aquella jornada ante el Comité, pudo haber sido el motivo del divorcio con su esposa en ese mismo año. Margo, una actriz migrante, como él, pero oriunda de México, terminó siendo incluida en las listas negras del Hollywood de los cincuenta.

El Drácula de Christopher Lee fue el que más se proyectó durante los 35 años de stronismo en el Paraguay, pero el de Lederer había hecho muchos más méritos para ser el conde “oficial” del régimen anticomunista de Stroessner.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.