- Rodrigo Cardozo Samaniego
- Gestor cultural, abogado e investigador
En Concepción, desde su inicio, el que tenía a su cargo el mando militar era el comandante de Armas, que también era subdelegado de la Real Hacienda y juez político, es decir que concentraba en sus manos funciones políticas, administrativas, militares y judiciales.
Esa concentración de poder resultaba ineficaz y con el tiempo se hizo imperiosa la necesidad de diversificar las funciones del comandante y el gobierno estableció jueces comisionados, ampliando con el tiempo hasta abarcar funciones judiciales, policiales y administrativas.
Para 1806, Concepción contaba con un diputado de Comercio, llamado también juez diputado del Real Consulado de Buenos Aires, encargado de los asuntos mercantiles (suprimido en 1812 con la creación del Cabildo y pasando a ejercer dicho cargo el alcalde de Primer Voto). También había un alcalde ordinario que intervenía en la administración de Justicia.
Hasta ese momento (1806), Concepción aún no era una Villa más que en el nombre, que fue puesto por el mismo fundador, el gobernador Agustín Fernando de Pinedo.
En 1810 los vecinos solicitaron al gobierno colonial la concesión de Villazgo por intermedio de don Bernardo de Argaña, entonces alférez real de Asunción, invocando la Cédula Real del 21 de enero de 1777 por la cual el rey aprobaba la fundación y otra del 1 de febrero de 1784, donde se ordenaba al virrey de Buenos Aires conceder el pedido a todas las poblaciones de la provincia que fueron levantadas con arreglo a las Leyes de Indias.
El pedido se paralizó por los acontecimientos políticos y militares de mayo de 1811, pero fue reactualizado a la Junta Superior Gubernativa, más aún cuando las acechanzas portuguesas en el norte, hicieron más necesaria que nunca la suplicada elevación.
El 15 de febrero de 1812, en consideración a los documentos mencionados, la Junta Superior Gubernativa elevó a la población de Concepción a la categoría de “Villa” con todas las preeminencias, distinciones y prerrogativas, que corresponden a las demás villas, con el privilegio de usar escudo de armas y gozar de todas las honras que conceden las leyes a las de esta clase.
Desde ese entonces, la “Villa Concepción” tuvo el derecho de participación y voto en los Congresos Nacionales y se dispuso la erección del Cabildo, compuesto por dos alcaldes electivos anualmente, cuatro regidores vitalicios, un síndico procurador, dos alcaldes provinciales de la Santa Hermandad y un escribano público.
La Junta Superior Gubernativa se reservó el derecho al primer nombramiento y ordenó que se presenten en la Comandancia todos los capitanes, oficiales (en ejercicio) y retirados, los demás naturales y pobladores, a proponer por votación 20 sujetos a elegir para la función de cabildantes.
El vocal de la Junta Superior Gubernativa Dr. Fernando de la Mora, que estuvo a cargo de la expedición al Fuerte de Borbón, fue el portador de las instrucciones y el encargado de la apertura del nuevo Cabildo de la Villa Real el 12 de noviembre de 1812, tomando juramento y posesión al cargo a las primeras autoridades, dando así origen al Régimen Municipal que fue asentado en el Libro Capitular y todo conforme a los Estatutos Municipales que contaba con 82 artículos.
De esa manera se estableció el cuerpo capitular en Concepción con autoridad sobre la población norteña y su jurisdicción, que limitaba al sur con el río Ypané, al norte con el río Apa, al oeste con el río Paraguay y al este con el Ygatimí; denominándose desde ese entonces como Villa Concepción.
El Primer Cabildo de la Villa Real de la Concepción quedó presidido por el Dr. Fernando de la Mora, que como se dijo, fue por exclusivo y reservado nombramiento de la Junta Superior Gubernativa, conformado con las siguientes personas en su nuevo rol de cabildantes y fueron: José Ramón Gómez de la Pedrueza, Santiago Caballero de Añasco, Pedro García Solalinde, sargento mayor Francisco Xavier de Alvarenga, Francisco de Quevedo, presbítero Nicolás de Ibarbals, capitán Juan Francisco de Echagüe y Andía, Agustín de Zavala, Andrés de Arteche, Mariano Clausel, Dr. Manuel José Báez, Manuel de Uriarte, Antonio María Esquivel, Mariano Bogarín, Manuel de Irigoyen, José Antonio Ocampos, Juan Francisco de Uriarte, Francisco Godoy, José Antonio García, Pedro José Godoy, José Rodríguez, Juan Miltos.
Así también, Gerardo de Ugarte, José Gabriel Benítez, José Francisco Ramos, José Ignacio Viedma, Antonio Paredes, Francisco de Alonso y Benítez, Pedro José Lezcano, Pedro Celestino Vázquez, Juan Bautista de Alomar, Manuel de la Villa, José Romualdo Acosta, Santiago Caballero, Aniceto Britos, José Francisco Chamizo, Fernando Marín, Salvador Cruz de la O, José Miguel de Ibáñez, Simón Fernández, Gaspar de Escobar y Juan Manuel González.
Luego de los actos solemnes en la casa de los Comandantes (Casa del Rey), se dirigieron todos los presentes a la Iglesia matriz, donde se cantó la misa y el tedéum en acción de gracias, continuando la tropa con salvas hasta concluido el acto. Por las noches se iluminaron las calles y hubo convites en todos los rincones del pueblo, que a 39 años de su fundación, adquiría la categoría de Villa.
Es así como se dio origen al régimen jurídico municipal, con normas para su mejor organización y de contenido regionalista, fue una constitución de gobierno local, de fomentar el bienestar general de los vecinos.
Durante el gobierno del Dr. Francia, se nombraban funcionarios administrativos, que no constituían junta ni deliberaban, solo ejecutaban las órdenes del dictador supremo. El Cabildo de la Villa Real de la Concepción fue el último en ser creado, hasta que en 1825, el Dr. Francia decretara el cierre definitivo de todos los cabildos del Paraguay.
Después de la Guerra Grande se crea por ley la Junta Económica Administrativa, (más adelante Corporación Municipal, hoy Intendencia), que llegó a funcionar en el Colegio Antiguo (actual Santa Teresita) y luego en una de las salas del ex Cuartel de la Villa Real. Tenía amplios poderes Policiales y Educacionales para iniciar el proceso de recuperación después de la hecatombe de 1870.
El actual Palacete Municipal de Concepción fue inaugurado en 1899, siendo así el primer municipio del país que contó con sede propia, aporte del mecenas concepcionero don Basilio Quevedo, pero esa ya es otra historia.