En las paupérrimas favelas de Recife, la capital de Pernambuco, estado donde nació Lula hace 77 años, esperan que con el nuevo gobierno lleguen inversiones y ayudas directas que muchos necesitan para comer.
Es el caso de Ana Cristina Alves, una mujer de 26 años que se dedica a la venta ambulante de comida en Roque Santeiro, una favela levantada sobre palafitos a orillas del río Capibaribe, en el centro de Recife.
Alves dice que el subsidio mensual de 600 reales (unos 115 dólares), que comenzó a pagar este año el Gobierno de Jair Bolsonaro a 20 millones de familias y que mantendrá Lula, “ayuda, y mucho”.
Además, Lula ha prometido otorgar una ayuda extra de 150 reales (unos 29 dólares) por cada hijo de hasta 6 años. “Eso nos va ayudar mucho para los gastos con los niños, pues en mi caso se me van 400 reales (unos 76,9 dólares) solo en el alquiler”, apunta Alves, quien tiene dos hijos y cuida de una hermana menor de edad, tras la muerte de su madre durante la pandemia. EFE