“Ojalá algún día allá se diera lo que ocurre en Chile, donde las colonias árabes e israelitas tienen una convivencia muy buena, no hacen distingos e incluso se casan entre ellos”, dijo Zalaquett en una entrevista con Efe.

El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett Zaid, empresario de origen palestino durante una entrevista en Santiago de Chile. EFE/Archivo | Ampliar imagen
En Chile viven unas 700.000 personas de origen árabe y de ellas 500.000 son descendientes de emigrantes palestinos que llegaron a comienzos del siglo pasado y que constituyen la comunidad de ese origen más grande fuera del mundo árabe.
Zalaquett, que es ingeniero comercial, tiene 40 años, milita en el partido conservador Unión Demócrata Independiente y profesa la religión católica, inicia mañana en Tel Aviv un viaje por Israel y los territorios palestinos.
Se entrevistara con el presidente israelí, Simón Peres, y con el de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, y participará en Jerusalén en una conferencia de líderes mundiales titulada “Hacia el mañana” que abordará la crisis económica y medioambiental, el futuro del capitalismo y la paz en la Oriente Medio.
Pablo Zalaquett también asistirá en Israel a otra reunión con medio centenar de alcaldes de todo el mundo.
El alcalde santiaguino opinó que para la colonia palestina de Chile “es muy doloroso” que muchos países, influidos por el peso de la comunidad judía, especialmente la de Estados Unidos, no hayan reconocido al Estado palestino.
“Pero ha llegado el momento de mirar hacia adelante; no sacamos nada con seguir pensando en las guerras y las divisiones del pasado, porque así nunca lograremos un encuentro”, asegura.
Zalaquett se mostró optimista respecto a la posibilidad de encontrar algún día una salida a este conflicto.
“Espero que no tengamos que levantar muros, que sean zonas abiertas en las que haya respeto por cada una de estas culturas, tradiciones y religiones milenarias”, dijo.
Respecto a Jerusalén consideró “lamentable” que “lugares tan emblemáticos por su significado espiritual sean escenario de tantas tragedias”.
Pero el alcalde de Santiago también tiene problemas de convivencia en su municipio que debe resolver, especialmente entre los residentes chilenos y los emigrantes de países vecinos.
“No se pueden negar que son problemas, porque muchísimos emigrantes viven en condiciones precarias, y algunos en la ilegalidad”.
Pablo Zalaquett dijo que le preocupa el hacinamiento, la insalubridad y el peligro de las casas que habitan los emigrantes peruanos, ecuatorianos y colombianos.
“Además, tienen algunas costumbres que no se compadecen con las chilenas”, y eso molesta a algunos vecinos, agrega.
“Pero nosotros -puntualiza el alcalde- no podemos echar a la gente y pretender que a los chilenos que viajan por el mundo se les reciba bien”,
A diferencia de su compañero de partido Cristián Espejo, candidato a diputado que propone deportar a los peruanos sin residencia legal, Zalaquett opina que esta medida sólo debería considerarse cuando se trate de personas que promuevan el tráfico de drogas, la prostitución u otras actividades delictivas.
Para superar las dificultades a las que se enfrenta Santiago, que todos los días atrae a casi un millón y medio de personas de la Región Metropolitana que no residen en el municipio, Zalaquett demanda la asignación de un presupuesto como ciudad capital.
Pero con la elección presidencial a la vuelta de la esquina (el 13 de diciembre), prefiere dejarlo para el próximo inquilino de La Moneda, el palacio desde donde a Zalaquet le gustaría despachar algún día.
“Decir que yo no estoy abierto, sería mentir” reconoce.
Consciente de que “Santiago es una moledora de carne” que puede triturar cualquier carrera política, Zalaquett prefiere concentrarse “en ser un gran alcalde y ser reelegido con una buena mayoría”.
“Esa es mi principal tarea hoy día”, asegura.