La donación fue tratada por los ediles debido a una minuta presentada por la concejala Jazmín Galeano (PEN), quien solicitó que se evaluara y aceptara dicha donación y se dispusieran los procedimientos necesarios para su incorporación al patrimonio municipal.
Inesperadamente, el debate en torno a este pedido se acaloró y se convirtió en una disputa política en la que se hizo hincapié en las intenciones detrás de la mencionada donación.
El concejal Miguel Sosa (ANR) aseguró que el gesto de la intendencia dirigida por Prieto “no es una donación cualquiera” y que “es un gran disparate decir que, viniendo del intendente (...), este no tenga tintes políticos”. “No es porque él le quiera a Asunción que va a regalar un arbolito”, dijo. Y a su voz se sumó la del concejal Javier Pintos, quien solicitó que se tomara nota del “ofrecimiento de donación desinteresada” y se mandara al archivo.
Tras el rechazo de los concejales, el árbol, finalmente, fue instalado en Areguá, en donde lo calificaron como “el árbol de la discordia”.