En un comunicado, la Cancillería ecuatoriana rechazó “la flagrante subversión del orden democrático en Brasil” y destacó que “políticos adversarios y otras fuerzas de oposición se confabularon contra la democracia para desestabilizar al Gobierno y remover de su cargo de forma ilegítima a la presidenta Dilma Rousseff”.
El ministerio se pronunció en estos términos después de que el Senado brasileño destituyera hoy a Rousseff por 61 votos a favor y 20 en contra, en una decisión que también confirma como presidente de Brasil a Michel Temer, quien seguirá en el poder hasta el 1 de enero de 2019.
Al condenar estos hechos, el Gobierno ecuatoriano subrayó que el “espurio procedimiento” de destitución “no cumplió con el requisito fundamental de probar que la mandataria haya cometido delitos de responsabilidad”.
También indicó que “un número importante de los decisores” en el juicio político a Rousseff son investigados por corrupción.
El Gobierno califica de “lamentables” e “inaceptables” los acontecimientos y considera que “suponen un serio riesgo para la estabilidad” de la región, así como “un grave retroceso en la consolidación de la democracia, que tanto esfuerzo y sacrificio” ha supuesto.
