07 may. 2024

Droga y corrupción carcelaria son el caldo de cultivo del PCC

Un artículo de la agencia española de noticias EFE señala que Paraguay se ha asentado como un segundo teatro de operaciones para el grupo criminal brasileño Primer Comando de la Capital (PCC), tanto por su “lugar estratégico” como tránsito de cocaína como por la corrupción del sistema carcelario, que permitió la fuga de 75 integrantes de esa banda de la prisión de Pedro Juan Caballero.

Esa fuga evidencia también que el PCC es un poder dentro de las cárceles de Paraguay.

El criminólogo Juan Martens dijo este miércoles a Efe que el PCC viene a ocupar el espacio que el Estado no cubre en las prisiones “en salud, comida, agua, colchones, jabones, papel higiénico”, una “desatención” aprovechada para imponer lealtades entre los reclusos.

Añadió que esa relevancia dentro de las prisiones también se logra por medio de la idea de protección que instala entre la población penal por el “de abuso, de opresión” de las autoridades.

La naturaleza de su constitución hace difícil cualquier abordaje represivo debido a que ”no es piramidal, es una hermandad”, comentó.

Se trata de una exportación a Paraguay del modelo del PCC en las cárceles de Brasil.

“Aunque uno no forma parte de él tiene que cumplir sus códigos”, apuntó el analista, al hacer hincapié en que pertenencia a esa facción criminal puede garantizar al reo “tener internet, teléfono, televisión, cama, alimentación y posibilidades de continuar con sus negocios”.

Fundado en 1993 durante una rebelión en una cárcel de São Paulo, el PCC ha expandido en los últimos años su actividad al tráfico de drogas y armas, especialmente en las regiones fronterizas, y también al robo de cargas y contrabando de combustible.

El experto habló de un sistema de “cogobierno” entre los reclusos del PCC, que “toman decisiones en ciertos asuntos penitenciarios en connivencia con los administradores”.

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