Por Andrés Colmán Gutiérrez - andres@uhora.com.py
Quienes la conocen a un primer vistazo están convencidos de que es una ciudad caótica, atestada de vendedores buscavidas y compradores sacoleiros, traficantes y contrabandistas, en donde es posible comprar desde falsos relojes Rolex a menos de un dólar hasta el legítimo teléfono celular de última generación recién salido de fábrica al otro lado del mundo, a precios más que ventajosos.
Por sus calcinadas calles anduvo alguna vez el gran detective Pepe Carvalho, fugado de las páginas de la última novela del escritor catalán Manuel Vázquez Montalván, quien la bautizó como “La Cueva de Alí Babá del Universo”, contribuyendo a su imagen literaria de inmenso shopping tercermundista, ya inmortalizado por Hollywood en los breves minutos que le dedicó el director Michael Mann en la película Miami Vice, y que será escenario del próximo filme de la ganadora del Óscar, Kathryn Bigelow, ahondando las sospechas mediáticas sobre células dormidas de terrorismo islámico a orillas del río Paraná.
Pero quienes se quedan con esta fugaz imagen estereotipada y subyugante de urbe comercial y fronteriza, nunca llegan a conocerla de verdad, porque detrás de esta urbe caótica y caricaturizada por los medios de comunicación, habita otra ciudad y quizás varias otras ciudades, de encantos mágicos, de rincones secretos, con el pulso vital de múltiples culturas migrantes, de músicas exóticas y riquezas culinarias, de artículos y productos que no existen en otras partes del mundo, de un paisaje verde junto al río y un aire tan transparente que hiere la vista, de una forma de ser y celebrar la vida que solo se entiende bajo los peculiares códigos de la Triple Frontera.
Hay un elemento llamativo que en estas fechas nuevamente se percibe cada noche, en la serie de festivales artísticos al aire libre, previos al 54º aniversario de la ciudad, y que seguramente se volverá a vivir cuando entre 40 a 50 mil personas se congreguen en la gran serenata a San Blas, en la Plaza de la Catedral, en una de las fiestas patronales más masivas del país, desde la noche del próximo miércoles 2 hasta la madrugada del 3 de febrero. Un sentido de pertenencia que no deja de ser sorprendente para una ciudad tan joven y de población tan heterogénea, comparado con otras ciudades paraguayas con más de 400 años de historia, como la misma capital del país, que sin embargo no despiertan la misma respuesta ciudadana.
Con sus vertiginosos procesos de crecimiento y desarrollo; sus muchas y permanentes exigencias de cambios; sus incesantes preguntas acerca del futuro, la capital del Alto Paraná celebra sus 54 años de vida. ¡Muchas felicidades, Ciudad del Este!