“Queremos convertir el profundo dolor en solidaridad y ayudar a los demás como él quería”, había manifestado Graciela Sosa, su madre, cuando anunciaba la realización del acto que se concretó en el anfiteatro de Dolores, Argentina, ante una multitud.
Luego de ese acto, en que juntaron una gran cantidad de víveres, útiles escolares y otros artículos de interés, la familia salió a cumplir con la promesa.
Uno de los lugares visitados fue el Merendero El Maracaná, de la localidad de Dolores, la misma ciudad donde se está realizando el juicio a los ocho acusados por este caso.
Fernando Báez se destacaba por su labor solidaria durante su corta existencia, ya que participaba del Proyecto Servir, un programa del Colegio Marianista a través del que dedicaba una semana de las vacaciones de verano a realizar tareas de albañilería en alguna entidad benéfica.
Por ello, su familia está llevando adelante estas actividades para continuar con la obra que estaba realizando y una forma de mantener viva su memoria, explicaron sus padres.