Con fe y dolor salieron este Viernes Santo a las calles los engrillados, mexicanos que se colocan cadenas y espinas en el cuerpo para peregrinar por el Municipio de Atlixco, del Estado de Puebla, centro del país. Los participantes acudieron desde temprano al santuario de Santa María de Guadalupe para prepararse y realizar su recorrido que comienzan con una oración para que todo salga bien.
Los hombres se despojan de su ropa para quedarse con una túnica pequeña que simula un taparrabo, que es lo único que cubrirá su cuerpo, mientras unos van descalzos y otros en sandalias. Se colocan en el atrio de la iglesia para iniciar el ritual, en el que primero se cubren los rostros con telas, algunas con dos agujeros para los ojos; mientras otros esperan la guía de un acompañante durante el trayecto.
Los devotos se colocan cadenas de hasta 20 kilos enredadas por la espalda y pecho, otras van sujetadas en los tobillos y una larga queda suelta para que la arrastren en cada paso. Además, los engrillados se colocan espinas recolectadas de campos del Municipio en piernas y brazos. Estas las coloca otra persona, quien con pinzas o con la mano las arroja con fuerza para que se adhieran al cuerpo. Los participantes cuentan que esta procesión cuenta con más de 105 años de tradición, en la que también participan mujeres, jóvenes y personas de la tercera edad. EFE