Las muestras consistieron en autoevaluaciones entre participantes, evaluaciones de parte de sus directores y sus pares de las instituciones educativas, tomadas a un total de 3.518 maestros y maestras.
“Qué me indica a mí esto, pues que estos instrumentos analizados tal y como están hoy inspiran poco a la mejora del desempeño pedagógico, pues la mayor parte de los docentes en el Paraguay consideran que están enseñando ya muy bien”, criticó el consultor internacional mexicano contratado para analizar las muestras, el doctor Armando Loera.
El especialista también indicó que los puntajes de esta evaluación no coinciden con los obtenidos por los alumnos en las pruebas Pisa en esos mismos años.
“Los resultados de estas evaluaciones del aprendizaje muestran que todavía hay mucho por recorrer para mejorar los logros de los estudiantes”, agregó.
Expresó, en ese sentido, que las pruebas tuvieran tanta aceptación entre los educadores pueden darse por tres motivos. O los indicadores del muestreo fueron muy básicos, se dieron de manera muy rápida sin capacidad de reflexionar más sobre la práctica docente o que los propios profesores se calificaron de manera tal a que no haya demasiados problemas.
El indicador con mayor puntaje entre los docentes fue “establezco un clima de relaciones de aceptación, equidad, confianza, solidaridad y respeto”. Este punto llamó la atención del investigador, quien aseguró que “los docentes se calificaron como perfectos” en las pruebas.
La tendencia es que para el 2023 este tipo de pruebas sean masivas para los educadores, siempre que haya acuerdo.