En la última semana de campaña Trump, de 74 años, está exultante tras lograr una importante victoria política tras la confirmación en el Senado de su candidata para la Corte Suprema Amy Coney Barrett, con lo que busca atizar a los votantes más conservadores y a la derecha religiosa y cosechar votos en la zona central de Estados Unidos.
Desde el jardín de la Casa Blanca, Trump celebró la juramentación de la jueza –conocida por su oposición al aborto– como un “día trascendental para Estados Unidos”.
En una apuesta de alto calibre, Biden, de 77 años, visitó el martes Georgia, un estado que ha votado por los republicanos desde hace décadas y que nadie hubiera soñado dar vuelta, pero en el que los candidatos están codo a codo, según las encuestas.
Su compañera en fórmula, la senadora demócrata por California Kamala Harris, también se adentró en territorio republicano en un intento de arrebatarle a Trump Arizona y Texas, dos estados en los que un cambio demográfico podría modificar la dinámica partidista.
CUBRIR LOS FLANCOS. Los itinerarios del día tanto de Biden como de Harris muestran una estrategia poco convencional, que busca cubrir todos los flancos y caminos insospechados que los podrían llevar a sumar los votos electorales que necesitan para llegar a la Casa Blanca.
A una semana de las elecciones, Trump viajó hacia Michigan, estado que ganó en 2016, pero que cuatro años después se inclina por Biden, según las encuestas.
Sin embargo, el mandatario cuenta con que en la elección pasada muchos sondeos se equivocaron y al final logró dar la sorpresa el día de la votación.
Luego, el mandatario se trasladó a La Crosse y a West Salem en Wisconsin buscando lastrar la ventaja que muestra Biden en las encuestas.
También visitó Nebraska y cerró la jornada en Nevada.
VOTO ADELANTADO. Prueba del fervor que genera esta elección, cerca de 60 millones de personas ya han votado por adelantado.
La elección se desarrolla en medio de una pandemia que golpeó con fuerza Estados Unidos, el país con más muertos con cerca de 225.739 fallecidos y 8.704.968 contagiados.
El mismo Trump se contagió y estuvo hospitalizado y Biden sostuvo una campaña de baja intensidad que en los primeros meses se centró mayoritariamente en eventos online.
Con la pandemia, Trump perdió uno de sus argumentos más sólidos para la reelección, una economía que logró que el desempleo tocara un mínimo de 3,5%.
Pero la pandemia destruyó millones de puestos de trabajo, por lo que ahora el discurso del Gobierno se centra en la posibilidad de que la recuperación sea rápida y en las expectativas sobre 2021.
“Para el segundo mandato esperamos que el primer trimestre de 2021 sea uno de los más fuertes en la historia”, dijo la directora de Comunicación Estratégica, Alyssa Farah.