Además, se ha revertido una tendencia que se había reportado en el informe anterior del Barómetro de las Américas en Paraguay, que mostraba que la percepción sobre la capacidad del sistema judicial de castigar a los culpables de corrupción estaba mejorando en el país.
Con relación a las prácticas corruptas, que se dan en la relación entre los ciudadanos y el Estado en sus diferentes niveles, en el análisis de los datos se resalta que estas están sumamente incorporadas en los hábitos cotidianos de una parte importante de la población; lo que explica que 1 de cada 5 paraguayos justifique el pago de coimas, por ejemplo. Lo menos alentador en todo este escenario es que son precisamente los jóvenes quienes manifiestan una mayor aceptación al pago de coimas. Este dato resulta paradójico, ya que, al mismo tiempo, son ellos quienes estarían más dispuestos a aceptar un golpe de Estado por motivos de alta corrupción, agrega el informe.
“El manejo discrecional de la cosa pública con escasa penalización de parte de las instituciones encargadas de impartir justicia, colabora al sostenimiento de estas prácticas”, resalta. El contexto de pandemia colaboró a la toma de conciencia acerca de cómo la corrupción puede afectar de manera negativa la respuesta del Estado a las necesidades de la población.
EFECTO PANDEMIA
Empeoramiento. Seis de cada diez paraguayos sienten que su situación económica es peor que la que tenía en el 2020.
Alimentación. Un quinto de la población paraguaya afirma que durante los últimos tres meses (en 2021) le faltó comida por alguna razón atribuible a la pandemia.
Educación. Casi dos tercios de la población afirma que el Gobierno no brindó la educación a distancia necesaria.