Vivianna Dioverti, directora ejecutiva de la Fundación Texo, comenta que gracias a personas como Annick Sanjurjo, quien desde siempre supo reconocer el lugar que se merece, podemos disfrutar de algo tan preciado y valioso como el ñandutí, que es parte del patrimonio cultural de nuestro país. Y no solo es un libro, es también un espacio físico. “El pasado 24 de febrero, Día de la Mujer Paraguaya, inauguramos la Sala Annick y se lanzó una nueva edición del libro de ñandutí, que continuará como parte del patrimonio cultural del país a través de la donación realizada a nosotros. Esta muestra de generosidad al terruño se ha convertido en un compromiso nacional que pretendemos honrar, cuidar y preservar para las futuras generaciones”, menciona Dioverti.
La misma resalta que uno de los objetivos de la Fundación Texo es sorprender a través del arte y la cultura; que cada sorpresa pueda ser un nuevo conocimiento para alguien, porque a través de ese conocimiento crecemos individual y socialmente.
En el 2019, Germán Rojas Irigoyen, embajador paraguayo en EEUU, llevó a Albert y Annick los primeros libros de la fundación y se decidieron donar la colección de ñandutíes.
