19 abr. 2024

Desde Puerto Casado a Vallemí, las maskoy cruzan el río para subsistir

Las mujeres de Riacho Mosquito migran para vender artesanías o para trabajar como empleadas domésticas en Concepción. La falta de mercado las obliga a viajar diariamente al otro lado del río.

El viaje de cada día. Con las mercaderías a cuestas, mujeres Maskoy suben todos los días a una lancha comunitaria desde Puerto Casado, Alto Paraguay, para viajar por el río Paraguay hasta Vallemí, Concepción. Las indígenas son de la comunidad Riacho Mosquito que deben trasladarse por agua para vender sus artesanías y trabajar como empleadas domésticas que les permite comprar la comida diaria.

Madres, jóvenes y mujeres adultas, hace décadas, migran cada día en busca de un mercado para la venta de los productos porque en el Chaco no tienen oportunidades para comercializar. La ciudad de Vallemí, Concepción, está frente a la comunidad Maskoy, de Puerto Casado, dividida por el caudaloso río Paraguay.

Remedios yuyos, escobas, artesanías de karanda’y (palmas) como pantallas, cestos, son los productos que ofertan en Concepción. Otras, realizan trabajos doméstico. La ganancia es ínfima, pero es el único ingreso económico que logran las mujeres al otro lado del río.

Cuando salen los primeros rayos del sol, casi 40 mujeres parten rumbo a la costa para viajar a Vallemí. Con gorros de tela, el pelo atado y prendas para resguardar la piel de los rayos de sol visten cada día para emprender la travesía en buscan del sustento familiar.

Sentadas o paradas, las Maskoy vigilan las mercaderías colocadas en el centro del barco comunitario, en su mayoría son escobas artesanales. Ellas son el rostro del sacrificio diario del Chaco.

LABOR DE LAS MUJERES. En el Día de la Mujer Paraguaya, que se conmemoró ayer, el sacerdote misionero salesiano Zislao Ksiasek destacó la travesía de las mujeres que son jefas de hogar. El sacerdote acompañó a las artesanas y trabajadoras para cruzar el río. En el tramo compartió con ellas el rezo del rosario.

No solo para vender mercaderías viajan cada día, sino que también para acceder a la salud y educación en Vallemí.

El religioso salesiano es testigo constante de la labor de las mujeres Maskoy que a diario hacen el esfuerzo de mantener a sus familias con la venta, pese al peligro que significa atravesar todo el tiempo el río Paraguay, ya sea en días de intenso calor o con lluvias.

De regreso a casa. A la tarde, las mujeres retornan con las manos llenas con sus ganancias junto a sus familias abordando la misma lancha comunitaria.

Vallemí, pese a pertenecer a otro departamento, representa para los nativas un lugar donde obtienen ganancias económicas.

En el 2012, en Alto Paraguay, se registraba 1.411 Maskoy, según el III Censo Nacional de Población y Viviendas para Pueblos Indígenas.

Tras la expropiación de tierras, en 1987, a la empresa Carlos Casado SA se les entregó terrenos a cinco comunidades Maskoy.

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