Cuatro formularios con una sola firma, la de Carlos Alberto Miño, funcionario electoral de la zona de Yhú, serían uno de los ejemplos de que los talonarios se entregan como cheque en blanco a los colorados o por presión de una orden superior desde la Dirección del Registro Electoral, dirigida por María Teresa Peralta, o directamente por connivencia de quienes deben establecer el control mutuo, en este caso los liberales.
En este caso, el procedimiento de que un funcionario liberal firme, dejando a merced de su rival que llene cuatro formularios numerados del 2.941.612 al 15, sería por presión y bajo amenaza de perder el empleo, aunque eso solo lo puede corroborar una investigación interna en el Registro local.
Luego de obtener la firma de uno de los inscriptores, el siguiente inscriptor a la hora de hacer una nueva inscripción o un traslado tiene el camino libre para llenar el formulario a su conveniencia. En muchos casos, se usa para inflar un padrón a favor de un partido, obteniendo el número de cédula de un ciudadano sin su consentimiento o, viceversa, trasladar a un ciudadano adversario a otro sitio, de modo a dejar en desventaja numérica al rival en lo que a electores empadronados se refiere, al momento de las elecciones.
Este procedimiento amañado no sería un hecho aislado y se estarían denunciando en varios distritos. Con todo esto, por más que la cantidad en un local sea ínfima, puede constituir que si se multiplica el hecho amañado, a la larga todo el proceso sea puesto en duda, si contribuye a un padrón impuro, donde la gente que debería votar no está inscripta en su local electoral habitual y fue ubicado en otro.
CLAVE. La disputa por el control del Registro Electoral, donde se tramitan las inscripciones y es la dirección encargada de elaborar el padrón electoral para las elecciones municipales de 2020, ya generó las primeras denuncias semanas atrás.
Desde esa oficina, se habrían ordenado sumarios, cambios de jefes, creaciones de cargos, todos a medida de un sector.