La investigación (publicada en la Journal of Positive Psychology) afirma que la gratificación instantánea que obtenemos al adquirir objetos como ropa, zapatillas de deporte o joyas caras es únicamente pasajera. Por el contrario, al crear experiencias que perduren para siempre (y podamos recordar y comentar posteriormente) estamos invirtiendo a largo plazo en un futuro verdaderamente feliz, señala abc.es.
A su vez, los expertos determinaron en base a una serie de encuestas que, aquellos que adquieren un objeto determinado, tienden a devaluarlo instantáneamente después de comprarlo. Lo mismo sucederá, en palabras de los investigadores, con todo aquello que obtengan pasado el tiempo.
“Compramos cosas para ser felices, y tenemos éxito, pero solo por un tiempo. Las cosas nuevas son emocionantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellos”, explica, en declaraciones recogidas por la versión digital del diario Elite Daily, el investigador Thomas Gilovich.
En este sentido, el experto no critica la adquisición de determinados objetos como una forma de felicidad puntual, aunque sí cuando esta práctica es constante. “No estoy diciendo que nunca se deba recompensar un par de semanas difíciles con un traje nuevo y una noche de fiesta, pero nuestras mayores inversiones deben ir hacia experiencias que crean recuerdos para toda la vida en lugar de un elemento que va a perder su factor cool dentro unos años”, afirma.